Beijing condena la decisión de revocar las visas de los estudiantes chinos y acusa a Washington de politizar la educación y violar derechos legítimos.
China se opuso firmemente al plan de Estados Unidos de revocar las visas de estudiantes chinos.
El gigante asiático presentó este jueves una protesta formal ante Washington por el anuncio de la medida por parte del secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, que prometió revocar las visas de los estudiantes chinos, una de las mayores fuentes de ingresos para las universidades estadounidenses.
La portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores, Mao Ning, en una rueda de prensa instó a su rival occidental a ser más constructivo en pos de unas relaciones bilaterales estables, según informó el ministerio.
Además, China acusó a Estados Unidos de imponer una “acción políticamente motivada y discriminatoria” tras la cancelación de visados de estudiantes chinos.
Para Beijing esto representa una violación de sus derechos y un ataque a los intercambios académicos bilaterales.
“La parte estadounidense, bajo el pretexto de la ideología y la seguridad nacional, ha cancelado de forma irrazonable los visados de estudiantes chinos”, denunció Mao Ning en rueda de prensa.
La vocera expresó su “firme oposición” a una medida que “socava gravemente los derechos e intereses legítimos” de sus nacionales y “obstaculiza los intercambios educativos y culturales normales”.
“La medida expone la falsedad de la supuesta libertad y apertura que EE. UU. dice defender, y solo dañará aún más su imagen y credibilidad internacional”, afirmó Mao.
De amenazas de EE. UU. a acciones
Esta respuesta se da luego de que el miércoles, 28 de mayo, el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, anunciara que Estados Unidos revocará visados de estudiantes chinos, especialmente aquellos con presuntas conexiones con el Partido Comunista o matriculados en “campos clave”, sin precisar detalles.
Se desconoce cuándo se comenzará a aplicar la medida y a cuántos estudiantes chinos afectará, teniendo en cuenta que —según la agencia EFE— los 277.398 matriculados el pasado curso representaron el 24,6 % de los 1,12 millones de alumnos internacionales en EE. UU.
Desde el primer grupo de alumnos chinos que la República Popular China envió a estudiar a EE. UU. en 1979, ese país de América del Norte ha sido considerado por los estudiantes chinos el destino más prestigioso para estudiar, por lo que el anuncio del Gobierno estadounidense marca un punto de inflexión en la relación académica con China.
Un antecedente ocurrió durante el primer mandato de Trump, cuando se bloqueó la concesión de visados a investigadores y alumnos con supuestos lazos militares chinos.
La pandemia también contribuyó a agravar la situación. Desde su punto máximo de 370.000 en 2019, la cantidad de estudiantes chinos en Estados Unidos no ha logrado recuperarse.
Esto se debe en parte a la política de 'cero covid' implementada por China, que redujo en un 97 % los vuelos internacionales durante la crisis sanitaria, dificultando significativamente que muchos estudiantes salieran del país.
Ambos países han experimentado una disminución en este ámbito: a pesar de los esfuerzos de China por volver a captar a estudiantes universitarios de Estados Unidos, su número en el país se redujo a aproximadamente 700 en 2024, una cifra muy inferior al pico de 25.000 alcanzado en 2012.
Esto pese a que las universidades chinas han escalado posiciones: En 2024, seis de ellas figuraron entre las 50 mejores del mundo según el 'Ránking de Shanghái'.
La reducción de lado y lado es un reflejo más de las crecientes tensiones bilaterales.
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