Con unos 50 000 infectados por la COVID-19 en las últimas 24 horas, Estados Unidos sigue sin ver la luz al final del túnel de la pandemia, pese a que los estados del noreste que han sufrido los peores brotes desde abril se están recuperando con las infecciones y las muertes en mínimos.
La vuelta a la normalidad y hacia la recuperación económica tendrá que esperar en Estados Unidos después de que varios estados, entre ellos California, decidieran volver a restringir la apertura de negocios para detener un ritmo de contagios de la pandemia que este jueves volvió a registrar un nuevo máximo.
Con unos 50.000 infectados por la COVID-19 en las últimas 24 horas, el país sigue sin ver la luz al final del túnel de la pandemia, pese a que los estados del noreste que han sufrido los peores brotes desde abril se están recuperando con las infecciones y las muertes en mínimos.
El testigo en esta crisis sin fin aparente lo han recogido los estados de Florida, Texas, California y Arizona, responsables del 60 % de los nuevos casos en todo el país durante la jornada del miércoles, según los datos publicados hoy.
En solo un mes, Florida ha pasado de menos de 1 000 casos diarios a más de 10 000 reportados este juevesy otros estados han visto progresiones similares que hacen temer en un colapso hospitalario a lo largo del mes del julio y nuevas restricciones al comercio y al movimiento de personas, pese a que las cifras de muertes se mantienen en ligero descenso.
En una audiencia en el Senado, el director de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, en sus siglas en inglés), Francis Collins, confió en que Estados Unidos pueda disponer de una vacuna contra la COVID-19 a finales de año, con 300 millones de dosis disponibles en 2021, la llamada "Operación Wrap Speed", nombre derivado de la teoría para alcanzar velocidades superiores a las de la luz.
El gobernador de Florida, el republicano Ron DeSantis, no parece amilanarse ante la magnitud de la crisis que se cierne sobre el estado y este miércoles insistió en que “al virus no le gusta el calor y la humedad” y pidió a la gente a disfrutar al aire libre durante las vacaciones de Día de la Independencia, que comienzan mañana.
En el estado de Alabama las autoridades lanzaron hoy la voz de alarma por el aumento entre los jóvenes de las llamadas "fiestas COVID", donde los asistentes aportan dinero y compiten por ser el primero en contraer la enfermedad con el objetivo de hacer con la recompensa colectiva.
Arizona ha cerrado esta semana piscinas, bares, gimnasios y cines, por el aumento de los casos y después de que en mayo el presidente estadounidense, Donald Trump, alabara el inicio de la reapertura económica.
Si julio acaba consolidándose como un paso atrás en la senda de la recuperación de la pandemia de COVID-19 y ante la tesitura de un otoño con una población más vulnerable por la complicación añadida de la campaña de la gripe, la economía estadounidense podría enfrentarse a un año fatídico.
EFE
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