Un intento de suicidio dejó a Katie Stubblefield con el rostro casi destruido cuando tenía 18 años. Tres años después, se convirtió en la mujer más joven en recibir un trasplante de rostro en Estados Unidos.
A los 18 años Katie Stubblefield intentó suicidarse. Se apuntó con un rifle al rostro y tiró del gatillo, pero sobrevivió. Desafortunadamente, su cara resultó muy afectada. Cuarto años más tarde se convertirá en portada de setimbre de la revista National Geographic como la paciente más joven en recibir un trasplante de rostro en Estados Unidos.
El equipo periodístico de la revista registró su historia durante más de dos años y la acompañó a ella y su familia en un proceso que, debido a su complejidad, requirió 22 intervenciones quirúrgicas antes de someterla al trasplante.
Donar vida
Con esta exitosa operación, la historia de la joven se unió de por vida con la de Adrea Schenider, una mujer estadounidense de 31 años que falleció debido a una sobredosis. La abuela de esta, Sandra Bennington, cedió los tejidos y órganos faciales a la familia de Stubblefield cuando se enteró que eran compatibles.
Katie no es la única persona a la que ayudó Schneider sin saberlo; también su corazón, pulmones e hígado fueron donados y salvaron otras vidas en Estados Unidos.
Ocho meses después de la cirugía, Katie conoció a Sandra Bennington."Te ves hermosa", le dijo esta. Katie no se parecía exactamente a su nieta, pero Sandra podía ver a Adrea en la nariz y la boca de la joven.
La intervención
Luego del incidente, tuvieron que pasar tres años antes de que Katie entrara al quirófano. En el momento de la cirugía ella tenía 21 años, lo que la convirtió en la mujer más joven en recibir el trasplante en Estados Unidos.
Según refiere National Geographic, los médicos debieron cambiar de plan a mitad de camino. Inicialmente pensaron hacer un trasplante parcial, pero una vez en el quirófano decidieron hacerlo en forma completa debido a las diferencias de tamaño y tono de piel entre la donante y la receptora.
La intervención completa incluyó músculos faciales, frente, párpados, cuencas del ojo, nariz, boca y labios, las mejillas, la mandíbula superior y parte de la inferior y dientes. Se realizó en 2017 en la Cleveland Clinic, en Ohio, y los médicos tardaron más de 31 horas.
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