Las ciudades del sur de Florida declararon toque de queda a partir de la tarde de este sábado, entre ellas Miami Beach y Fort Lauderdale.
Mientras el huracán Irma azotaba Cuba tras dejar 25 muertos en el Caribe y millones de floridanos huían al norte para escapar de su furia, algunos residentes de Miami Beach que se negaron a evacuar paseaban a sus perros y salían a surfear en un escenario fantasmal.
Miami Beach -una turística isla barrera frente a Miami- estaba desierta el sábado, donde ya se levantaba el viento, los negocios playeros estaban tapiados y ya se veían ramas caídas.
No se mueven. En este ambiente fantasmal, sólo se veían algunos residentes tomándose selfis y un puñado de personas en la playa lluviosa. Un aventurero aprovechó la agitación del mar -normalmente plano como una piscina- para correr su windsurf hasta que desapareció en la bruma.
Un hombre sin hogar estaba sentado en un banco cercano a la playa, ajeno a los vientos y sin miedo a Irma. "Yo conozco este lugar, vivo aquí. Es mi isla. No la voy a dejar. Ya me iré a alguna parte que no se inunde", dijo Phillip, de 39 años. Cuando se le preguntó dónde pensaba esconderse de la tormenta, señaló el banco donde estaba sentado.
Toque de queda. Las ciudades del sur de Florida declararon toque de queda a partir de la tarde del sábado, entre ellas las ciudades de Miami y Miami Beach, así como el condado de Broward, donde está Fort Lauderdale.
En los cayos del sur de Florida ya sentían los vientos de Irma, degradado a categoría 3 con vientos de 205 Km/hora. Pero el Servicio Meteorológico Nacional (NWS) informó que se espera que se fortalezca otra vez a categoría 4 cuando su ojo alcance los cayos el domingo por la mañana.
Unos 6,3 millones de habitantes de Florida recibieron la orden de evacuar. Las autoridades alertan de posibles tornados y del peligro de marejadas que pueden superar los 4,5 metros sobre el nivel normal del mar en un estado sin elevaciones geográficas.
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