Dos miembros del gabinete ministerial de Joe Biden han dado positivo a la COVID-19. Pese a estos anuncios, el mandatario ha participado en actividades con decenas de personas, la mayoría sin mascarilla, en la Casa Blanca.
Los contagios de COVID-19 están creciendo en el entorno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden que, sin embargo, ha optado por mantener los actos multitudinarios en la Casa Blanca, en interiores y sin apenas mascarillas.
Dos miembros del gabinete de Joe Biden anunciaron este miércoles que habían dado positivo: los secretarios de Justicia, Merrick Garland, y Comercio, Gina Raimondo, revelaron sus respectivos contagios después de asistir a sendos eventos muy concurridos en los últimos días.
Poco después de esos anuncios, el mandatario participó en un acto con decenas de personas, la mayoría sin mascarilla, reunidas en el comedor estatal de la Casa Blanca, para firmar una ley de reforma del servicio postal.
Tampoco hubo apenas cubrebocas en la sala este de la Casa Blanca este martes, cuando unas 200 personas se congregaron para presenciar sendos discursos de Biden y del expresidente Barack Obama (2009-2017).
Contactos no necesitan aislarse
A ese acto asistió la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, cuyo asesor de comunicación, Jamal Simmons, dio positivo también este miércoles, después de haber estado en "contacto estrecho" con ella, confirmó la Casa Blanca.
Sin embargo, Harris planea continuar con su agenda pública porque los Centros de Control de Enfermedades (CDC) no obligan a esos contactos estrechos a aislarse por si acaso desarrollan síntomas, según su oficina.
Además, las dos portavoces de Biden, Jen Psaki y Karine Jean-Pierre, se han contagiado de la enfermedad desde finales de marzo, al igual que decenas de periodistas, congresistas y otros que asistieron a la cena del club periodístico Gridiron el pasado sábado.
Los casos en Washington DC han subido el 53 % en las últimas dos semanas y siguen altos, con una media de 93 al día, aunque siguen muy lejos del pico de más de 2 000 registrado a principios de enero, según el recuento del diario The New York Times.
Las autoridades sanitarias están preocupadas por un posible repunte de contagios debido a la subvariante BA.2 de ómicron, pero no han recrudecido sus recomendaciones a los estadounidenses.
Biden, que durante su campaña electoral y su primer año en el poder evitó las grandes aglomeraciones, no ha ocultado su deseo de volver a mezclarse con multitudes, uno de los aspectos que más disfruta de su vida política.
"Esta es la mayor multitud que hemos tenido desde que llegué aquí", celebró con una sonrisa el pasado 15 de marzo, durante un acto en interiores repleto de asistentes.
Exigen test para reunirse con Biden
Su portavoz, Jen Psaki, aseguró este miércoles en rueda de prensa que la Casa Blanca sigue tomando precauciones "estrictas", entre ellas la de "asegurar que cualquiera que vaya a reunirse con el presidente se someta antes a un test".
Esa exigencia no se extiende necesariamente a todos los invitados a los actos públicos en la Casa Blanca, matizó Psaki, antes de subrayar que, cuando se está vacunado con dosis de refuerzo, los síntomas de un contagio de ómicron suelen ser "leves".
Biden, de 79 años, recibió la semana pasada su cuarta dosis de la vacuna -la segunda de refuerzo- y su último test de nuevo coronavirus tuvo lugar este lunes pasado, con resultado negativo.
"La COVID-19 no se ha acabado, pero ya no controla nuestras vidas", recalcó Biden antes de ponerse esa cuarta dosis, el pasado día 30.
(Con información de EFE)
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