Desde que se hizo oficial su candidatura a la Presidencia de Estados Unidos, los problemas no cesan.
Desde julio pasado, la candidata demócrata Hillary Clinton afronta una serie de graves acusaciones que empañan su postulación a la Presidencia de Estados Unidos, algo que su rival republicano Donald Trump ha comenzado a aprovechar para frenar el crecimiento de la exsecretaria de Estado (2009-2013) en las encuestas. De acuerdo con el reciente sondeo de Reuters/Ipsos, divulgado este martes, Clinton aventaja al magnate inmobiliario por 12 puntos porcentuales. Pero, ¿cuáles son esos escándalos que salpican a la segunda mujer más poderosa del mundo? Aquí abordamos las controversias que afronta su carrera política.
Mensajes de correo electrónico del Departamento de Estado. La exsecretaria de Estado de EEUU usó exclusivamente su correo privado durante los cuatro años que estuvo en el cargo y su equipo no entregó toda la correspondencia al Departamento como marca la ley. Aunque Clinton no es la primera alto cargo del Gobierno que usa el correo privado para asuntos oficiales, lo que ha hizo saltar las alarmas es que nunca pidió permiso legal a los funcionarios del Departamento de Estado para hacerlo. Por esta razón, el Buró Federal de Investigación de EE.UU. (FBI) inició una pesquisa centrándose en dos aspectos: el uso de una cuenta de correo electrónico personal por parte de Clinton y el hecho de que esos mensajes estuvieran alojados en el sótano de su vivienda en Nueva York. La agencia dijo que “Clinton debería haber sabido que un sistema de correo privado no era el lugar adecuado” para albergar información gubernamental”, por lo que tildaron de “muy negligente” el uso que hizo Clinton de sus comunicaciones. El lunes último, el FBI descubrió casi 15.000 documentos no revelados vinculados al escándalo de los correos electrónicos de la aspirante presidencial demócrata. Los documentos fueron encontrados durante la investigación sobre eset sensible caso. La cifra supone casi un 50 por ciento más de los 30.000 documentos relacionados con el asunto que los abogados de Clinton entregaron al Departamento de Estado en 2014.
Ataque en Bengasi: En septiembre de 2012 el consulado estadounidense en Bengasi (Libia) sufre un ataque terrorista y mueren cuatro estadounidenses, entre ellos el embajador Chris Stevens. Unas investigaciones sobre la respuesta del EE.UU. al atentado descubrieron que la actual candidata demócrata intercambio mensajes escritos desde su cuenta personal con correos de funcionarios que sí empleaban el dominio del Departamento de Estado. Aunque la versión oficial de los hechos es que los ataques se dieron en respuesta a un video ofensivo contra los musulmanes, hay quienes niegan ello alegando que el ataque pudo haberse prevenido, puesto que el embajador había pedido ayuda con anticipación, solicitudes que fueron ignoradas en Washington.
Donantes de la Fundación Clinton. Medios estadounidenses revelaron que la Fundación Clinton recibió 68 millones de dólares de donantes de élite con estrechos vínculos con gobiernos extranjeros y empresas estatales mientras la postulante a la Presidencia de EE.UU. era secretaria de Estado. Correos electrónicos de una de las principales asesoras de Clinton, Huma Abedin, publicadas por el grupo conservador Judicial Watch, revelan también cómo varias personalidades que habían donado a la Fundación Clinton pedían favores al Departamento de Estado. Los correos muestran cómo el líder de la banda de rock U2, Bono, pidió ayuda al Departamento de Estado para emitir en directo sus conciertos a la Estación Espacial Internacional (EEI), o cómo un ejecutivo solicitaba apoyo para que un futbolista británico no identificado con historial criminal obtuviera un visado para EEUU. En esos casos, a juzgar por los correos, no parece que el Departamento de Estado accediera a las peticiones, pero éstas sí se saltaron los canales ordinarios y fueron a parar directamente a la cúpula de la agencia diplomática que lideraba Clinton. La que sí tuvo éxito fue la petición de última hora del príncipe heredero de Baréin, Salman bin Hamad al Jalifa -que según varios informes había donado dinero a la Fundación- de reunirse con la secretaria de Estado durante una visita a Washington en 2009, una solicitud que se le concedió en 48 horas.






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