Analistas señalan que nunca antes en la historia de Estados Unidos un presidente ha estado tan empeñado en borrar los logros de su antecesor.
Cuando Barack Obama dejó el poder, no pensó que en los meses siguientes iba a ser testigo de los intentos de su sucesor Donald Trump de martillar su legado en los ocho años que estuvo al frente del Gobierno de los Estados Unidos. La prensa ha informado sobre los cambios y retrocesos de Trump con reformas emprendidas por Obama como el Tratado Comercial de América del Norte, el Acuerdo de París, las nuevas relaciones diplomáticas con Cuba y el Obamacare.
“He reflexionado mucho y simplemente no puedo encontrar otro caso en la historia reciente de Estados Unidos en el que un nuevo gobierno estuviera tan empeñado en echar para atrás los logros de su predecesor”, dijo Russell Riley, historiador presidencial del Centro Miller de la Universidad de Virginia, a The New York Times.
Falta visión. Otros analistas creen que la postura de Trump no es insólita, sino que es propia de un gobernante que proviene de otro partido. Para Shirley Anne Warshaw, directora del Centro Fielding para Estudios de Liderazgo Presidencial en Gettysburg College, la diferencia es que Trump no tiene una visión de lo que quiere construir cuando deshaga todo lo que hizo su predecesor.
“Yo no he visto ningún proyecto de ley constructivo de ese tipo en lo que ha presentado Trump”, dijo. “No tiene ningún programa legislativo independiente, aparte de destruir. Quizá la reforma fiscal”.
Lo que dejó. Hasta el momento, Trump ha dejado en pie el acuerdo nuclear que Obama logró con Irán. Tampoco ha rescindido la orden de Obama que exonera la deportación a los inmigrantes indocumentados que llegaron cuando eran niños. Los asesores de Obama defienden sus medidas señalando que como empresario inmobiliario cree que se debe demoler lo viejo para iniciar algo nuevo.
“Él no ha desmantelado todo y yo no diría que eso es exactamente lo que está tratando de hacer”, dijo Hope Hicks, directora de Comunicaciones Estratégicas de la Casa Blanca. “Eso podría ser un efecto secundario de lo que él está construyendo como su propio legado”.
Errores. Los críticos del gobierno anterior señalan que lo que vemos es responsabilidad de Obama. Explican que Obama aprobó sus reformas en el Congreso con votos exclusivamente demócratas, sin un consenso bipartidista.
“Es como dicen: quien a hierro mata, a hierro muere. Cuando la presidencia está basada en la pluma y el teléfono, todo eso puede deshacerse y yo pienso que eso es lo que estamos viendo”, comentó Matt Schlapp, presidente de la Unión Conservadora Americana.
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