El trasplante fue llevado a cabo en el hospital NYU Langone de Nueva York, a partir de un riñón de puerco genéticamente modificado.
Científicos estadounidenses lograron hacer funcionar un riñón de puerco genéticamente modificado en un humano, un avance muy esperanzador para las numerosas personas que esperan un trasplante.
Si el éxito se confirma, los cochinos podrían ser un día criados para suministrar órganos (pulmón, corazón...) a los humanos que los necesiten.
La operación fue llevada a cabo en el hospital NYU Langone de Nueva York el 25 de septiembre, a partir de un riñón de puerco genéticamente modificado, lo que permitió que el órgano no fuera rechazado por el organismo humano.
El riñón no fue exactamente implantado al interior de un cuerpo humano, sino que fue conectado con los vasos sanguíneos de un paciente en estado de muerte cerebral cuya familia autorizó el experimento, en la parte alta de la pierna.
El riñón "funcionó bien" durante los dos días y medio que duró el experimento, dijo a la AFP Robert Montgomery, director del Instituto de Trasplantes Langone de NYU. "Hizo lo que se supone que hace (...), produjo orina".
Un trasplante similar ya fue intentado en primates, pero hasta ahora nunca con humanos.
El organismo humano contiene anticuerpos que atacan un tipo de azúcar normalmente presente "en todas las células de puercos", lo que provoca "un rechazo inmediato" del órgano, explica Montgomery.
Pero el animal fue esta vez modificado genéticamente para ya no producir ese azúcar y no hubo "rechazo rápido de riñón" que se pudiera verificar.
Más de 100 000 estadounidenses están actualmente en lista de espera para un trasplante de órgano. Diecisiete personas mueren cada día a la espera de una donación.
Algunos expertos acogieron la noticia con prudencia, ya que los resultados detallados del estudio aún no han sido publicados en una revista científica.
"Es, sin embargo, un paso interesante en el camino que lleva al uso de puercos genéticamente modificados como fuente de órganos para los trasplantes", comentó Alan Archibald, especialista genético en la Universidad de Edimburgo.
Los xenoinjertos - de un animal a un humano - no son nuevos. Los médicos han intentado trasplantes entre especies al menos desde el siglo XVII, concentrándose en un inicio en primates.
AFP
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