El paranoico líder rumano (1974-1989) siempre pensaba que sus enemigos trataban de envenenarlo.
A diez metros de profundidad, debajo de un suntuoso palacio de lujosos salones lleno de obras de arte, se esconde uno de los últimos secretos de la dictadura comunista rumana: el búnker atómico del dictador Nicolae Ceausescu.
Una puerta de acero da paso al pequeño reducto de solo 25 metros cuadrados, una simple sala protegida con paredes de diez centímetros de grosor y con un potente sistema de filtrado de aire.
El paranoico líder rumano siempre pensaba que sus enemigos tratarían de envenenarlo. "Se trata de un búnker de transición", explica la guía turística Roxana Iliescu, precisando que, sin cocina ni cuarto de baño, este lugar "estaba destinado a ser utilizado por un tiempo breve ante cualquier situación de urgencia".
El llamado ‘Palacio de la Primavera’, en Bucarest, donde vivió Ceausescu y su familia hasta que fue derrocado y fusilado en la Navidad de 1989, fue abierto al público como museo hace un año, después de haber estado cerrado durante más de un cuarto de siglo.
No fue hasta finales de 2016 que se comenzó a permitir el acceso público al mítico refugio nuclear de los Ceausescu, una estancia que aún hoy está rodeada de ciertos misterios.
Misterioso origen. No se sabe cuándo se construyó y ni si quiera si el refugio subterráneo estuvo en su día conectado con el exterior a través de un túnel. Y si lo hubo, no se ha encontrado o su existencia no ha sido revelada hasta ahora.
"Por lo que sabemos, (el búnker) nunca llegó a ser utilizado por la familia Ceausescu", explica Iliescu. El refugio se ha mantenido tal y como estaba en la época de la dictadura comunista del país balcánico. Está decorado con numerosos trofeos y objetos regalados al dictador, colocados alrededor de una mesa con ocho sillas talladas.
La antesala al búnker es la llamada "habitación Scornicesti", el nombre de la pequeña localidad donde Ceausescu nació en 1918 y vivió hasta los once años de edad, cuando se mudó a Bucarest, para empezar a trabajar como zapatero.
A la salida del búnker se entra en un pasillo decorado con cuadros que muestran escenas de Ceausescu y de su esposa, Elena, siendo idolatrados en distintos momentos de su régimen.
El Palacio de la Primavera, terminado a mediados de la década de 1960, está situado en un acomodado barrio de Bucarest y se extiende sobre una superficie de más de 4.000 metros cuadrados y cuenta con unas 80 habitaciones. (EFE)


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