La idea de proviene de Robert Sedlar proviene del recuerdo del juguete de un avión a pilas, con luces y posibilidad de moverse por el suelo en círculos, que su tío le trajo de París cuando era niño y que despertó en él una fascinación de por vida.
Robert Sedlar, un ingeniero croata de 50 años, ha comprado un avión de pasajeros de 35 metros de largo y 25 toneladas de peso para crear un parque infantil en su jardín. El hombre pretende reformar el Fokker-100 de 109 pasajeros en su jardín de Strmec Stubicki, al norte de Zagreb, con la idea de restaurarlo y adaptarlo para la celebración de cumpleaños infantiles y otras celebraciones.
"Creo que a los niños les gustará mucho, porque en la cabina de piloto voy a instalar dos simuladores muy buenos, de modo que tendrán la sensación de que realmente conducen un avión", relata Sedlar, que compró el aparato fabricado en 1991 a la aerolínea croata Trade Air. Los simuladores que instale, según explica, permitirán recrear el vuelo y el aterrizaje en el aeropuerto de Dubrovnik.
La zona central del avión quedará más o menos vacío, para el baile y otras actividades de hasta unas 50 personas, mientras atrás dejará algunos asientos para que los niños puedan hacer fotos simulando que viajan en el aparato. Robert Sedlar instalará también otras atracciones, como una piscina a la que los niños saltarán desde el ala del avión, y una pequeña pista de carts, que pasará también por debajo de la aeronave.
Inspirado en un recuerdo
La idea de comprar un avión usado y adaptarlo para la diversión infantil proviene de un recuerdo, el juguete de un avión a pilas, con luces y posibilidad de moverse por el suelo en círculos, que su tío le trajo de París cuando era niño y que despertó en él una fascinación de por vida. "Todo esto lo hago por hobby. Adoro además a los niños pequeños, desde siempre, y ellos me quieren a mí. A mis propios hijos he tratado de ofrecer todo lo que he podido y quiero hacer a todos los niños a mi alrededor felices y alegres", explicó a agencia Efe.
Además de trabajar durante 23 años como ingeniero en una compañía croata de líneas de alta tensión, desde hace años organiza como actividad secundaria un lugar para la celebración de cumpleaños de niños, que es muy popular en esta región. Para este proyecto, lo más difícil ha sido desguazar el avión de 35 metros de longitud y 25 toneladas, que se hallaba a 330 kilómetros, en el aeropuerto de Osijek, y transportarlo, incluido el tronco central de 26 metros, hasta su aldea.
Gracias a su entusiasmo y el apoyo de varios amigos, ha logrado superar esa etapa de su proyecto. Los vecinos de la pequeña localidad en la que vive, de unos 700 habitantes, han recibido con entusiasmo la idea. Robert Sedlar planea terminar el proyecto en varios meses e inaugurar el avión readaptado la próxima primavera. EFE
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