El expresidente de Francia, Nicolas Sarkozy, ha sido hallado culpable y sentenciado a cinco años de prisión, que deberá comenzar a cumplir incluso si presenta una apelación, como anunció tras conocer el dictamen. La condena responde a un cargo de asociación criminal, en relación con la financiación ilegal de su campaña por parte del régimen libio de Muamar al Gadafi, a cambio de favores diplomáticos. Estas son las claves del proceso contra el exmandatario.
En un nuevo revés judicial, un tribunal de París declaró este 25 de septiembre culpable al expresidente francés Nicolas Sarkozy de asociación criminal, en el caso de financiación ilegal en su campaña de 2007 con fondos aportados por el fallecido exdictador libio Muamar el Gadafi. Por tanto, lo sentenció a una pena de prisión de cinco años, aunque lo absolvió de otras tres acusaciones.
Es la conclusión de un largo proceso que ha perseguido a Sarkozy desde 2011, cuando una agencia de noticias libia y el propio Gadafi revelaron que el gobierno de ese país había desviado en secreto millones de dólares para apoyar la campaña de Sarkozy, a cambio de que el líder francés facilitara el regreso del régimen de Trípoli a la escena internacional.
En una inesperada decisión, el tribunal a cargo de la jueza Nathalie Gavarino determinó que Sarkozy tendrá que permanecer encarcelado incluso durante un eventual proceso de apelación. Un anuncio que el procesado ya adelantó, al declarar que luchará “hasta el último suspiro” por demostrar su inocencia, con un recurso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. "Si quieren que duerma en la cárcel, dormiré en la cárcel, pero con la cabeza bien en alto", zanjó.
La corte programó para más adelante el comienzo de la ejecución de esa condena, con lo que el exmandatario de 70 años se ahorró la humillación de ser trasladado desde la sala de audiencias a su centro de reclusión. Allí se convertirá en el primer expresidente francés que cumple efectivamente pena de cárcel.

El fallo marca una dramática caída para Sarkozy, quien reiteró su inocencia, al afirmar que su condena socava la confianza en el poder judicial francés. "Si quieren que duerma en la cárcel, dormiré en la cárcel, pero con la cabeza bien en alto", declaró a las afueras del tribunal.
Se trata de la tercera condena judicial para Sarkozy, que ya fue declarado culpable en dos casos separados de corrupción, que implicaron para él estar varios meses con un brazalete electrónico.
Aunque por tener 70 años Sarkozy tiene la posibilidad de cumplir su pena en prisión domiciliaria, no podrá evitar la cárcel durante el tiempo que dure la apelación, de acuerdo con los términos de la condena emitida este jueve.
A continuación, los detalles de este nuevo tropiezo legal para el exlíder del Elíseo:
Las raíces del caso
La financiación de la campaña de Sarkozy para las elecciones de 2007 fue puesta en entredicho por primera vez en 2011, cuando el entonces dictador libio Muamar al Gadafi afirmó en una entrevista con ‘Euronews’ que había destinado 50 millones de euros (58 millones de dólares) para apoyar la campaña del francés, a cambio de acceso al Palacio del Elíseo en caso de que resultara electo.
Al año siguiente, el portal de periodismo de investigación francés ‘Mediapart’ publicó documentos que ofrecían evidencia de un acuerdo de financiamiento por esa cantidad y en 2016 reprodujo declaraciones del empresario franco-libanés Ziad Takieddine de que él personalmente había entregado tres maletines con dinero en efectivo a Sarkozy.
El expresidente calificó de falsificación el memorando de entendimiento publicado por ‘Mediapart’ y demandó al medio por difamación.
Takieddine, que falleció en Beirut el 23 de septiembre, dos días antes de la sentencia a Sarkozy, se retractó luego de esas declaraciones y esa posición ahora es el foco de una nueva investigación contra el expresidente y su esposa, la cantante y modelo Carla Bruni, que podrían ser acusados de ejercer presión sobre un testigo.
El empresario reafirmó posteriormente sus dichos y era uno de los coacusados en el proceso contra el expresidente.

Durante su Presidencia, Sarkozy invitó a París a Muamar al Gadafi, que no había pisado suelo francés en 35 años, acordó la venta de 21 aviones Airbus a Libia, firmó un acuerdo de cooperación nuclear y comenzó negociaciones para la compra de aeronaves de combate y helicópteros militares.
Sin embargo, Francia, bajo la Presidencia de Sarkozy, también jugó un papel clave en la denominada Primavera Árabe libia que terminó con el derrocamiento y posterior ejecución de Muamar al Gadafi, al instar a la OTAN a imponer una zona de exclusión aérea.
¿En qué se basan las acusaciones contra Sarkozy?
La defensa de Nicolas Sarkozy argumentó durante el proceso que no había “ninguna prueba”, “ni un céntimo libio”, “ni siquiera el inicio de un comienzo de financiación” que probaran su culpabilidad.
El expresidente acusaba al clan de Al Gadafi de orquestar una venganza en su contra por el papel que Francia jugó en el derrocamiento del líder tras 42 años en el poder.
La Fiscalía se basó en declaraciones de siete exdignatarios libios y documentó viajes a Libia de Claude Guéant, antigua mano derecha de Sarkozy y director de despacho, y de Brice Hortefeux, exministro de Inmigración y del Interior bajo el mandato del expresidente.
La decisión del tribunal también dictó la culpabilidad de Guéant y Hortefeux. El primero fue declarado responsable de corrupción pasiva y falsificación y condenado a seis años de cárcel, aunque no ingresará a prisión por ser mayor de 80 años. Entretanto, Hortefeux fue condenado a dos años de reclusión por conspiración criminal.
Otro procesado, Eric Woerth, tesorero de la campaña de Sarkozy en 2007 y actualmente diputado macronista, fue absuelto, al igual que otros dos coacusados. En total 13 hombres fueron juzgados por distintos delitos relacionados con esta trama.
La acusación también siguió transferencias financieras y se basó en los cuadernos del exministro de Petróleo libio, Shukri Ghanem, quien fue encontrado ahogado en el río Danubio, en Viena, en 2012.
Sarkozy fue absuelto de otros tres cargos: corrupción pasiva, financiamiento ilegal de campañas y encubrimiento de la malversación de fondos públicos, debido a que el tribunal no pudo determinar que estuviera directamente involucrado en la búsqueda de la financiación o que el dinero libio realmente hubiera sido utilizado en su campaña ganadora.
Las otras condenas del líder
Esta es la tercera vez que Nicolas Sarkozy es hallado culpable de una acusación criminal, pero antes ya se había convertido en el primer presidente francés que permaneció en custodia, cuando estuvo detenido brevemente en una investigación por corrupción, tráfico de influencias y obtener datos mediante la violación de un secreto profesional.
En marzo de 2021, se determinó su responsabilidad en los tres cargos en ese proceso, en el que se le señalaba de haber ofrecido cargos a un prominente juez para obtener información sobre una causa que se le seguía por financiación ilegal de campaña.
Por esa decisión tuvo que llevar durante tres meses un brazalete electrónico, antes de que se le permitiera salir en libertad condicional.
En septiembre del mismo año fue sentenciado por el llamado caso Bygmalion, una trama para encubrir el desvío de fondos originalmente destinados a su fallida campaña presidencial de 2011. De nuevo fue sentenciado a una pena de un año y se le otorgó la medida sustitutiva de uso de brazalete electrónico.
Esa sentencia implicó también una prohibición de ocupar cargos públicos por tres años. Adicionalmente, en junio pasado, Sarkozy fue despojado de la más alta condecoración que otorga el Estado francés, la medalla de la Legión de Honor.
Ahora, los turbios negocios clandestinos y la reputación de ostentación con la que muchos franceses asocian a Nicolas Sarkozy durante su gobierno vuelven a atormentarlo al convertirse en el primer líder de la Francia moderna en enfrentar una condena penal. Y aún no está claro si su apelación prosperará.