El coronavirus detuvo la reconstrucción de la catedral de París, un año después del devastador incendio que conmocionó al mundo.
Una inmensa grúa se cierne sobre Notre Dame, cubierta por un andamio como una telaraña. El coronavirus detuvo la reconstrucción de la catedral de París, un año después del devastador incendio que conmocionó al mundo.
Esta joya de la arquitectura gótica, huérfana de su emblemática aguja de casi 100 metros de altura, de su techo de madera y con una bóveda fragilizada, sigue suponiendo una "emergencia absoluta", si bien es muy improbable que se hunda, según los expertos.
Para detectar cualquier movimiento, se dispusieron captores por todo el monumento. "No se mueve en absoluto", aseguran fuentes cercanas al dosier de reconstrucción, llamada en un principio a durar cinco años.
Pero los retrasos en la "obra del siglo" en la capital francesa se encadenan: el verano pasado debido a un riesgo de contaminación con plomo, en otoño a causa de las intemperies, cada vez que el viento soplaba a más de 40 km/h.
Cuando el confinamiento debido a la pandemia del coronavirus paró por completo las obras en marzo, se estaba a punto de desmontar los 10.000 tubos del andamio colocado antes del incendio del 15 de abril de 2019.
Alrededor de un cinturón de vallas, desaparecieron los últimos turistas haciéndose selfis frente al segundo monumento histórico más visitado de Europa, que domina sobre el río Sena.
El bullicio habitual de los visitantes, 12 millones en 2018, dejó pasó al silencio absoluto.
¿Cuándo se entrará en la fase de restauración propiamente dicha? El general Jean-Louis Georgelin, máximo responsable de las obras, aseguró a la AFP que "debería empezar en 2021". (AFP)
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