Las protestas no tienen visos de solución y apuntan a enturbiar las vacaciones de Navidad en el país europeo.
Los sindicatos franceses salen este martes a la calle, en el decimotercer día consecutivo de huelga en los transportes contra la reforma de las pensiones, con posiciones muy divergentes pero con la voluntad común de influir en las negociaciones que deben abrirse rápidamente con el Gobierno.
Esta tercera jornada de manifestaciones, en víspera de unas vacaciones de Navidad que podrían verse perturbadas por los paros, servirá para medir la capacidad de movilización de las centrales sindicales y se comparará sobre todo con la primera del 5 de diciembre, cuando se manifestaron entre 800.000 -según la policía- y 1,5 millones -según las centrales-.
La Confederación Francesa de Trabajadores (CFDT), primer sindicato del país, defiende la parte de la reforma que supone la unificación de los 42 regímenes de pensiones actuales (y la desaparición de los regímenes especiales con privilegios) en un solo sistema por puntos universal.
Pero su secretario general y hombre clave en la futura negociación que se abre el miércoles, Laurent Berger, insiste en su "no" tajante a la llamada "edad de equilibrio" para compensar el sistema desde el punto de vista financiero, que en la práctica supondría elevar la edad de jubilación de los 62 años actuales a 64 en 2027.
En una entrevista al diario La Croix, Berger considera que "hay otras soluciones de corto plazo", por ejemplo, una subida de las cotizaciones o recurrir al fondo de reserva de las pensiones.
El ministro de Hacienda, Gérald Darmanin, le ha respondido en una entrevista al canal BFMTV, en la que avanza el rechazo de la patronal a un incremento de las cotizaciones, que, según él, recortaría el poder adquisitivo de los asalariados y haría menos competitiva la economía francesa. (EFE)
Comparte esta noticia