El Parlamento de Francia ha formado una comisión investigadora para esclarecer el actuar de Alexandre Banella en la agresión de manifestantes el pasado 1 de mayo. A pesar del escándalo, el presidente Macron ha evitado declarar sobre su exjefe de seguridad.
La presidencia de Emmanuel Macron está en el centro de un escándalo desatado por la agresión a manifestantes perpetrada por uno de los responsables de su seguridad Alexandre Benalla. Este caso ha sumido al jefe de Estado de Francia en su peor crisis desde que llegó al poder.
La agresión, ocurrida el 1 de mayo durante una protesta en París, salió a luz la semana pasada después de que el diario Le Monde difundiera un video en el que se ve a Benalla, hombre de confianza del presidente, con brazalete y casco de policía, golpeando a dos manifestantes.
El ministro del Interior francés, Gérard Collomb, y el jefe de la policía de París, Michel Delpuech, respondieron este lunes ante una comisión investigadora parlamentaria encargada de esclarecer este caso. Ellos afirmaron que fueron informados sobre la existencia del video que circulaba en las redes sociales el 2 de mayo.
Sin embargo, aseguraron que no les correspondía informar a la justicia sobre los hechos, pese a que así lo dicta la ley.
"Me aseguré de que el director de gabinete de la presidencia, jefe de Benalla, fuera informado sobre la situación. Pensé, como es la regla, que se habían tomado las medidas apropiadas. Les correspondía a ellos decidir sanciones y eventualmente informar a las autoridades judiciales", declaró Collomb bajo juramento.
Delpuech transfirió también la responsabilidad del palacio del Elíseo en la mala gestión del caso, afirmando que para él "el tema Benalla estaba siendo tratado por la autoridad jerárquica de la que este último dependía", es decir, la presidencia.
Salió por presión
La sanción en ese momento se quedó en una suspensión de empleo y sueldo durante quince días. Solo después de que el diario Le Monde revelara el escándalo la semana pasada, el Elíseo se apresuró a tomar medidas contra Benalla.
Un portavoz de la presidencia afirmó el jueves que Benalla fue también "despojado de sus funciones en materia de organización de seguridad de los desplazamientos del presidente". No obstante, este último aparece en varias imágenes recientes acompañando a Macron o a la pareja presidencial.
Fue visto también la semana pasada dentro del autobús de "Les Bleus" recorriendo los Campos Elíseos antes de que la selección francesa fuera recibida por Macron. Este hecho provocó la indignación de los franceses.
Bajo la presión pública, fue finalmente despedido el viernes por el Gobierno de Macron. La justicia francesa abrió una investigación que ha llevado a la imputación de Benalla y de otras cuatro personas por "violencia en reunión" y "usurpación de funciones".
'Una iniciativa personal'
A pesar de la creciente presión, Macron ha mantenido un absoluto mutismo sobre este caso. El lunes, un portavoz del gobierno se limitó a decir que el presidente, que considera que los hechos reprochados a Benalla son "inaceptables", está "determinado a que se establezca la verdad".
"Cuando se establezcan todos los hechos el presidente hablará", prometió un miembro de su círculo cercano.
Benalla salió de su silencio el lunes, denunciando un "uso mediático y político" de sus actos. "Esta iniciativa personal", como calificó a su intervención para disipar la manifestación, "sirve ahora para intentar socavar a la presidencia", dijo en un comunicado divulgado por sus abogados.
Benalla fue responsable de la seguridad de Macron durante la campaña presidencial de 2017. Tras la victoria del centrista desempeñaba misiones de seguridad para el Elíseo, acompañando al mandatario o a su esposa en sus actividades, oficiales o privadas.
Con apenas 26 años, Benalla contaba con varios privilegios. Por ejemplo, tenía un despacho en el Elíseo, un apartamento en pleno corazón de París y credenciales para acceder a la Asamblea Nacional. (AFP y EFE)
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