Estudios revelan que los atentados terroristas que golpearon Francia en 2015 marcaron profundamente a sus ciudadanos, tanto en el plano de la salud mental como de la memoria colectiva.
Los atentados yihadistas que golpearon Francia en 2015 marcaron profundamente a sus ciudadanos, tanto en el plano de la salud mental como de la memoria colectiva, según un compendio de estudios publicados el martes.
El 13 de noviembre de 2015, 130 personas murieron en una serie de ataques yihadistas en París, cuando el país todavía se hallaba en estado de shock por los atentados de enero, el peor de ellos (12 muertos) contra el semanario satírico Charlie Hebdo.
Bautizado "13 de noviembre", el programa de la agencia Salud Pública Francia ilustra las cicatrices de salud, psicológicas y sociológicas que dejaron estas matanzas.
Entre los testigos y personas directamente expuestas a los atentados de noviembre, el 39% presentaba 8 meses después un estado de estrés postraumático (ESPT), igualmente detectado entre el 20% de las personas expuestas a los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y entre el 11% de los afectados por el ataque en la isla de Utoya, en Noruega.
Entre este 39%, casi uno de cada dos (46%) declaró no haber seguido ningún tratamiento regular con un psicólogo o un médico.
Pico en los servicios de urgencias
Para los atentados de enero, el 18% de los concernidos sufría ESPT y 20% trastornos depresivos o ansiosos, según los estudios llevados a cabo 6 y 18 meses después de los hechos entre 190 civiles (rehenes, heridos, testigos, allegados de las víctimas).
El 53% de ellos recibió una ayuda psicológica en las primeras 48 horas, pero el estudio preconiza extender ese apoyo a todos los afectados, puesto que los trastornos de salud mental afectaban al 40% de ellos. Los atentados del 13 de noviembre tuvieron repercursiones más allá del primero círculo de allegados.
En la región Ile-de-France, donde se halla París, hubo un pico "neto y sin precedentes" de pasos por los servicios de urgencias al día siguiente de los atentados, seguido de otro el día 16, sobre todo de personas de edades comprendidas entre 15 y 44 años.
Los dos principales diagnósticos fueron un estrés postraumático y una reacción aguda al estrés. También se registró un aumento de las consultas en el resto del país.
"Se habla demasiado" de los atentados
Incluso para los franceses más distanciados de los atentados, estos tuvieron un fuerte impacto.
Siete meses después del 13-N, la casi totalidad de las personas interrogadas por el Centro de Investigación para el Estudio y la Observación de las Condiciones de Vida (Crédoc) recordaban las circunstancias precisas en las que se habían enterado de la noticia, lo que se denomina como "flash bulb memory" (memoria flash).
Un cuarto de los 2.010 franceses interrogados por el Crédoc afirmó tener un vínculo personal con una víctima o un testigo o con uno de los lugares atacados, como el estadio de fútbol de Saint-Denis, donde se disputaba el partido Francia-Alemania, y sobre todo, la sala de conciertos Bataclan.
Los menores de 40 años, con una mayor afinidad a los lugares blanco de los yihadistas, parecen haberse visto especialmente afectados.
Además, tres de cada cuatro franceses aseguraron que necesitan continuar abordando el tema, pero el 25% juzga que "se habla demasiado" de este. Entre las consecuencias de los atentados, los encuestados citaron por este orden "el sentimiento de miedo", "las medidas de seguridad reforzadas", "una amenaza para las libertades individuales" y "una sociedad dividida".
Paralelamente a estos estudios, los expertos llevan a cabo sendas investigaciones - todavía en curso - para determinar cómo los atentados afectaron el cerebro de las personas directamente expuestas.
AFP
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