Apareció entre finales de setiembre y mediados de octubre. Los científicos no se ponen de acuerdo sobre su origen, pero sostienen que no es peligrosa para la salud de la población.
Su principal componente es el Rutenio-106, un material radioactivo que también se detectó en la atmósfera tras el accidente nuclear de Chernóbil (ex Unión Soviética; ahora Ucrania) en 1986. Se trata de una nube cuyo origen misterioso ha mantenido confundidos a los científicos europeos durante las últimas dos semanas.
El cúmulo tóxico se esparció por el cielo de Francia, Austria, Italia y Suiza entre el 29 de setiembre y el 13 de octubre. Sin embargo, el Instituto de Protección Radiológica y Seguridad Nuclear (IRSN) de Francia hizo público su descubrimiento hace unos días.
¿Inofensivo? Según informó la BBC, el IRSN ha descartado que esta nueva presencia de Rutenio-106 se deba a una explosión o accidente de algún reactor nuclear de la región. Lo que el instituto maneja es la posibilidad de una fuga del material desde un centro de medicina radioactiva o un local de tratamiento de combustible nuclear.
De acuerdo con su informe, el origen de la radiación es impreciso, aunque se tiene como posibles lugares el sur de los montes Urales y el río Volga, lo que también podría llevar a considerar alguna zona de Rusia o Kazajistán.
El director del IRSN, Jean-Marc Peres declaró a Reuters que Rusia ha negado un accidente de este tipo. “Las autoridades rusas han dicho que no tienen conocimiento de un accidente en su territorio”. De otro lado, la Oficina Federal de Protección Radiológica de Alemania sí sostiene que pudo haber ocurrido un accidente nuclear. Esto, basado en las partículas que se identificaron. La causa y el lugar de origen continúan siendo un misterio.
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