En medio de una grave crisis política más de 144 millones de brasileños acuden a las urnas para escoger a sus alcaldes. El Partido de los Trabajadores, de la destituida Rousseff, perdería alcaldías más importantes del país.
Este domingo 144,4 millones de brasileños acuden de manera obligatoria a las urnas para escoger a sus autoridades municipales. En total, se elegirán a los alcaldes y concejales de 5568 municipios del país para los próximos cuatro años.
Candidaturas. Los electores tendrán que optar entre 16 565 candidatos a alcalde para renovar sus gobernantes locales y entre 463 376 aspirantes a concejal para ocupar las 310 062 plazas en juego para legislador municipal. El Partido de los Trabjadores, de la destituida Dilma Rousseff, uno de los más manchados por el escándalo de corrupción en la estatal Petrobras, sería uno de los que más terreno perderá en estas elecciones, aseguran analistas.
¿Habrá segunda vuelta? La legislación electoral brasileña prevé una segunda vuelta, el 30 de octubre, en las 93 ciudades del país con más de 200 mil electores en que ninguno de los candidatos obtenga hoy la mitad más uno de los votos.
Voto electónico. El Tribunal Superior Electoral (TSE) calcula que bastarán cerca de 40 segundos para que cada elector complete el proceso de votación en las urnas electrónicas y prevé que los resultados comiencen a ser transmitidos en tiempo real a partir de las 17.00 hora local (20.00 GMT), hora del cierre de los colegios electorales.
Seguridad. Las elecciones de este año han estado empañadas por la violencia política, con numerosos atentados cometidos contra candidatos en todo el país y que han dejado 21 muertos en los últimos meses. Por ello, varias ciudades pidieron ayuda al Gobierno para garantizar la seguridad y, a través del ministerio de Defensa, movilizó a 25 mil militares, que protegerán las mesas electorales y ayudarán en tareas logísticas en 420 municipios.
Crisis política en Brasil. Las elecciones de este domingo son las primeras que se producen en el país luego de que el Senado destituyera el pasado 31 de agosto a Dilma Rousseff como presidenta de Brasil, tras juzgarla por irregularidades fiscales.
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