El Gobierno de Jair Bolsonaro es acusado de defender la explotación comercial y energética de la Amazonía y fustigar a los defensores de la preservación ambiental y de las tierras indígenas. Las potencias europeas, e incluso empresas del agronegocio y el sector financiero, han pedido al mandatario ultraderechista adoptar medidas para reducir la deforestación.
El Gobierno del presidente Jair Bolsonaro creó este lunes una secretaría específica para cuidar de los asuntos de la Amazonía brasileña en medio de la creciente presión internacional por su cuestionada política medioambiental.
El Ministerio de Medio Ambiente oficializó hoy la puesta en marcha de la Secretaría de la Amazonía y Servicios Ambientales, la cual será responsable por coordinar las políticas de control y prevención de deforestación ilegal y de incendios, entre otros asuntos.
La creación de la Secretaría de la Amazonía, con sede en Manaos, capital del estado de Amazonas (norte), ya había sido anunciada el pasado mes de agosto por el Gobierno brasileño como respuesta al aumento de las críticas nacionales e internacionales por la creciente destrucción de la mayor selva tropical del planeta.
Los incendios en la Amazonía se redujeron levemente con respecto al año pasado -y este año han sido más graves en el Pantanal-, pero su número aún es elevado y justifican los ataques de los ecologistas a Bolsonaro, acusado de incentivarlos por su retórica antiambientalista y por sus políticas de explotación de la selva.
El deterioro de la Amazonía ha aumentado la presión sobre el Gobierno y el pasado viernes el Gobierno de Francia anunció que mantiene su rechazo al acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay) al alegar problemas ambientales.
La oficina del primer ministro galo, Jean Castex, señaló que la UE debe continuar las negociaciones con Mercosur para garantizar tres puntos: frenar la deforestación, el respeto a los acuerdos de París sobre el clima y que los productos importados de esos países cumplan las normas sanitarias y ambientales europeas.
La preocupación por la Amazonía también motivó una coalición inédita compuesta por más de 200 organizaciones de la sociedad civil, empresas del agronegocio y el sector financiero, las cuales enviaron al Gobierno de Bolsonaro una carta con una serie de medidas para reducir la deforestación.
Paralelamente, varias organizaciones no gubernamentales lanzaron una campaña para boicotear productos cárnicos que la Unión Europea importe de Brasil por considerar que los productores promueven la deforestación de la Amazonía para aumentar sus áreas de cría.
El Gobierno, sin embargo, insiste en que la presión de los países extranjeros tiene como telón de fondo intereses económicos y comerciales y busca derribar al presidente Jair Bolsonaro.
"No podemos admitir e incentivar que naciones, entidades y personalidades extranjeras, sin un pasado que les de autoridad moral para criticarnos, tengan éxito en su objetivo principal, obviamente oculto, pero evidente para los no que no somos ingenuos, que es perjudicar a
Brasil y derribar el Gobierno Bolsonaro", afirmó hoy el ministro del Gabinete de Seguridad Institucional de la Presidencia de Brasil, Augusto Heleno Ribeiro.
(EFE)
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