En Curitiba, donde las autoridades ya tiene lista la prisión en la que será recluido el expresidente, sus partidarios y opositores tuvieron que ser separados por las autoridades.
Un operativo de la Policía espera la llegada de Luiz Inácio Lula da Silva a la ciudad de Curitiba, Brasil, donde simpatizantes y detractores del expresidente han protagonizado escenas de tensión. El expresidente anunció este sábado en Sao Paulo que acatará la orden de prisión dictada por el juez Sergio Moro e ingresará en la cárcel, en Curitiba, para cumplir 12 años de condena por corrupción y lavado de dinero.
Desde que se conoció la intención del exmandatario, cientos de simpatizantes se reunieron frente a la sede policial, situada en un barrio residencial, y han protagonizado incidentes con los detractores de Lula. La Policía bloqueó el tráfico en las zonas aledañas a la institución y ha pedido prudencia a los manifestantes.
"La Policía Militarizada está en el local para garantizar la libre manifestación de ambos grupos y evitar que los más exaltados quieran enfrentarse", dijo el teniente-coronel Nasson Polak delante de la Superintendencia de la Policía Federal. Barreras de agentes y de vehículos mantienen separados por unos 30 metros a partidarios y adversarios del exmandatario de izquierda. "Todo eso es para que no se mezclen, para que no haya peleas", explicó agregó el oficial.
A favor y en contra
Desde el mediodía, bajo un sol abrasador, simpatizantes del líder del Partido delos Trbajadores empezaron a llegar al lugar. Lula "fue el mejor presidente de Brasil, hizo una revolución social, su prisión es injusta e ilegal", dijo a la agencia AFP Eunice Campos, una psicopedagoga de 60 años.
Un manifestante que vestía una remera identificada con un grupo de "derecha de Curitiba" se introdujo en la masa de los partidarios de Lula; fue rápidamente rodeado por los partidarios del exmandatario, que "lo invitaron a retirarse", bajo un enjambre de cámaras de televisión. "No sé por qué me insultan", decía, asegurando estar movido por "intenciones pacíficas", mientras era tratado de "golpista" y "fascista".
Por la tarde empezaron a mostrarse los adversarios de Lula. "Estamos aquí para mostrar que no queremos más impunidad. El pueblo despertó", dijo Thais Taques, una recepcionista de 33 años. "Lula se burla del pueblo. Fueron muchos años de corrupción, Y miren cómo están la seguridad pública, la salud, la educación", agregó la mujer, que vestía una camiseta con la imagen del diputado de ultraderecha Jair Bolsonaro, candidato a las elecciones. (Con infomración de EFE y AFP)