Tras la suspensión de Dilma Rousseff por 180 días el nuevo presidente interino de Brasil asumió el mando y juramentó a nuevos ministros de Estado.
El presidente interino de Brasil, Michel Temer asumió su nuevo cargo e inmediatamente juramentó a sus ministros de Estado en un evento que fue televisado a nivel internacional.
Suspensión de Rousseff. Temer, quien era vicepresidente de Dilma Rousseff asume la dirección del país luego de la suspensión de la presidenta por 180 días, mientras se produce el juicio político en su contra y que la puede llevar a su destitución.
En la votación, que se produjo después de una sesión continua de 20 horas y media de duración, 55 senadores se pronunciaron a favor del juicio político, 22 votaron en contra, mientras que cuatro estuvieron ausentes.
Sus primeras palabras. Temer inició su breve discurso enfatizando la palabra "confianza", e hizo un pedido al pueblo brasileño para que colabore en la recuperación del país que atravieza una de sus peores crisis políticas.
"Mi primera palabra al pueblo brasileño es la palabra confianza, confianza en los valores que forman el caracter de nuestra gente, confianza en la recuperación de nuestra economía nacional, sus instituciones políticas y en en convencimiento de que unidos podemos enfrentar los desafíos de este momento de gran dificultad. Reitero que es urgente pacificar la nación y unificar Brasil, hacer un gobierno de salvación nacional. Los partidos políticos, líderes de entidades organizadas y el pueblo deben colaborar para salvar al país de esta crisis.
"El diálogo es el primer paso para enfrentar desafíos que nos permitan retomar el crecimiento. Nadie tiene la mejor receta para las reformas que necesitamos hacer, pero nosotros, Gobierno, Parlamente y sociedad vamos a encontrarlas. Es necesario rescatar la credibilidad de Brasil a nivel internacional" .
Habló de Dilma. Temer sólo citó a Rousseff para declarar su "absoluto respeto por la presidenta suspendida", sin "discutir las razones" de la decisión del Senado y "subrayando el más pleno respeto por las cuestiones institucionales".
A Rousseff se le acusa de de violar normas fiscales para maquillar las finanzas del país. La denuncia alude a lo que en Brasil se llama "pedaladas fiscales", que es básicamente el uso de fondos de bancos públicos para cubrir gastos de programas que están bajo la responsabilidad del gobierno. Los opositores de Dilma Rousseff argumentan que esta práctica está prohibida por una ley de Responsabilidad Fiscal. Aunque gobiernos anteriores han hecho lo mismo, sostienen que la actual gestión volvió esto algo frecuente, tanto en su primer mandato como en el segundo (y actual).
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