Oxfam señaló que las multinacionales juegan con el viento a favor, aprovechando su poderío económico y el apoyo de los gobiernos de sus países de origen y de aquellos en los que invierten.
Los Estados en América Latina responden más a los intereses de las multinacionales que a los de sus propias comunidades, lo que guarda relación con la actual concentración de la riqueza, según el director de Oxfam en México, Ricardo Fuentes.
El responsable mexicano llegó esta semana a Roma con una pregunta directa a los participantes de una conferencia de la ONU sobre desigualdades rurales: "¿A quién responden de verdad los Estados?"
No hubo que esperar para conocer su respuesta: "Estamos viendo que en muchos casos de conflictos de tierra y otros recursos en Latinoamérica los Estados están protegiendo a las corporaciones multinacionales y no a las comunidades".
En una entrevista a Efe, tras participar en el acto organizado por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), Fuentes destacó que la "gran concentración de la riqueza y del ingreso está asociada con la concentración de poder".
Su influencia es determinante en los procesos de distribución de los recursos, que dependen del poder de negociación de los distintos actores en el momento de diseñar los acuerdos.
A su juicio, las multinacionales juegan con el viento a favor, aprovechando su poderío económico y el apoyo de los gobiernos de sus países de origen y de aquellos en los que invierten.
Concentración de tierras
Y en un mundo cada vez más globalizado, no es casualidad que salgan perdiendo numerosas comunidades pobres en zonas aisladas. "Si las comunidades no tienen ningún apoyo o recursos financieros, quedan en condiciones muy vulnerables para firmar contratos que garanticen que los recursos producidos estén bien repartidos", agregó el directivo.
En 2016 Oxfam publicó un informe en el que denunciaba que el 1 % de las fincas de mayor tamaño en América Latina y el Caribe acapara más de la mitad de la superficie agrícola.
La región es la más desigual del mundo, según el coeficiente de Gini que establece que allí, por países, la tierra está peor repartida en Paraguay, Chile, Colombia y Venezuela.
La falta de información actualizada al respecto indica "lo poco relevante que es para los gobiernos" la distribución de ese recurso, "fundamental para lograr sociedades más igualitarias", aseguró Fuentes.
El mexicano insistió en que, en las sociedades latinoamericanas que no han pasado por una industrialización completa, unas pocas personas tienen grandes cantidades de tierra, dinero y poder frente a la gran mayoría que posee muy poco.
"La tierra es un espacio de definición de las comunidades que se oponen a la extracción de recursos naturales para bienes privados como en casos de minería, uso del agua o de las empresas de energía renovable que capturan grandes terrenos y al final benefician poco a quienes allí viven", apuntó.
EFE
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