Investigadores hallaron dentro una cueva la evidencia del consumo de estas sustancias psicoactivas hace unos mil años se refuerzan la teoría del conocimiento que en esa época se tenía de ellas y sus usos.
(Agencia N+1 / Víctor Román). Un equipo internacional de investigadores ha descubierto por casualidad una bolsita con objetos de hace mil años en una cueva de Bolivia. Según la investigación, publicada en la Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS), los instrumentos presentan rastros de cinco sustancias químicas psicoactivas, incluida la cocaína y componentes de ayahuasca.
Según los investigadores, este es el mayor número de compuestos psicoactivos detectados en un único hallazgo arqueológico en Sudamérica. Las plantas de las que provienen no son nativas del área donde fueron encontradas, por lo que pueden haber sido traídas por redes comerciales o por chamanes.
Drogas de diseño
Los artefactos fueron encontrados entre los escombros dentro de una estructura que pudo haber servido como un recinto funerario en las tierras altas de Lípez, en el sudoeste de Bolivia. Incluyen una bolsa de cuero de 28 centímetros de largo, un par de tablas de madera, un tubo de aspiración, un par de espátulas de hueso de llama, una banda textil, fragmentos de tallos de plantas secas y una bolsa hecha de tres hocicos de zorro cosidos juntos. El tubo de aspiración y las tabletas presentan tallas ornamentadas de figuras humanas.
La bolsa sería del año 905 a 1170, de acuerdo a la datación por radiocarbono. Este rango de fechas coincide con el colapso de la cultura de Tiahuanaco, una poderosa civilización andina que duró cerca de cinco siglos y que abarcó los actuales territorios de Perú, Bolivia y Chile. Coincidentemente, se cree que las drogas desempeñaron un papel importante en la cultura, posiblemente en ceremonias de curación y rituales religiosos.
"Conocíamos que los psicotrópicos eran importantes en las actividades espirituales y religiosas de las sociedades del sur y centro de los Andes, pero no sabíamos que esas personas usaban tantos componentes diferentes y posiblemente los combinaban", dijo José Capriles, profesor asistente de Antropología de la Universidad Penn State, en Pensilvania. Según el análisis de espectrometría de masas, la bolsa y los tallos de las plantas tenían cinco compuestos psicoactivos: cocaína, benzoilecgonina (BZE), bufotenina, harmina y dimetiltriptamina (DMT).
Sustancias comunes
Tanto la cocaína como el BZE se encuentran en las hojas de coca, una planta que hasta ahora se consumen en los andes. Por otro lado, estos compuestos se han encontrado anteriormente en el cabello de cuerpos momificados en la región, incluso en los bebés pequeños, que pueden haberlo consumido en la leche de sus madres.
Por su parte, la harmina y el DMT se encuentran entre los ingredientes activos de la ayahuasca, una infusión psicodélica hecha de varias plantas y utilizada en ceremonias espirituales. Por último, la bufotenina se encuentra en algunas semillas y en la piel de ciertos sapos. También se ha detectado en el pelo de las momias.
La presencia de estas sustancias sugiere que la bolsa puede haber pertenecido a un chamán con un amplio conocimiento de las plantas y sus propiedades psicoactivas. Las semillas pueden haber sido molidas en las tablas y luego inhaladas usando el tubo, mientras que las hojas podrían haber sido masticadas o elaboradas en una bebida.
"Este descubrimiento nos recuerda que las personas en el pasado tenía un amplio conocimiento de estas poderosas plantas y sus posibles usos, y las buscaron por sus propiedades medicinales y psicoactivas", sostuvo Melanie Miller, becaria postdoctoral en la Universidad de Otago (Nueva Zelanda), quien no descartó la existencia de "redes de intercambio complejas" o que los individuos se movilizaran para adquirir esas plantas.
(Con información de N+1 y de la agencia EFE)
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