El estudio fue realizado por una investigadora de la Universidad Cornell, en Nueva York.
Las enfermedades no solo alteran el ritmo normal de la vida de un ser humano, sino que también afectan al medioambiente, sugiere un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
El trabajo, liderado por una investigadora de la Universidad Cornell, fue realizado en la zona del Lago Victoria, en Kenia, en la que las tareas de pesca se vieron condicionadas por las enfermedades crónicas de los pobladores.
Los resultados del estudio muestran que, cuando las personas están sanas, pueden planificar mejor las tareas, de forma más cuidadosa. Por el contrario, cuando están enfermos, los individuos descuidan el medioambiente y no se preocupan por las consecuencias ecológicas que sus acciones podrían tener sobre su entorno.
Para realizar el estudio, la investigadora Kathryn Fiorella pasó tres meses de cada uno de sus años de posgrado en la zona del Lago Victoria. Allí, en la década de 1960, los británicos habían introducido las percas del Nilo, unos peces depredadores que pronto causaron la desaparición de cientos de especies nativas.
Entre 1980 y 1990, la pesca comercial creció y la población de percas del Nilo disminuyó, por lo que se estableció una regulación para salvar la industria. Al mismo tiempo había comenzado a esparcirse el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), que causa el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), y, a medida que la comunidad pesquera contrajo la enfermedad, la explotación sustentable de los peces empeoró.
Conclusiones. El estudio, según Fiorella, muestra que hubo un cambio hacia métodos de pesca más destructivos cuando la gente estaba enferma. Los investigadores analizaron lo que sucedía en 303 hogares del Lago Victoria, en los que hicieron entrevistas cuatro veces al año.
Así obtuvieron información sobre la salud de quienes vivían en los hogares y de las rutinas de pesca, para buscar tendencias en los períodos de enfermedad. Los resultados del análisis mostraron que el esfuerzo no mermaba entre los pescadores sanos, mientras que los que estaban enfermos cambiaban los métodos de su actividad.
Si estaban enfermos, los pescadores eran más propensos a usar prácticas ilegales y más destructivas, cerca de la costa, que demandaran menos trabajo y energía. "Cuando la gente tiene una enfermedad crónica, tiene distinta visión de futuro", considera Justin Brashares, profesor de la Universidad de California en Berkeley, quien también participó en el estudio. (EFE)
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