Desde que comenzó la pandemia en Israel, a finales de febrero, han dado positivo más de 435.000 personas y han muerto 3.391, una cifra baja comparada con otros países.
Las autoridades israelíes estudian endurecer aún más el confinamiento al continuar la alta morbilidad, mientras el país se sitúa a la cabeza mundial de la vacunación, con el 10 % de su población ya inoculada.
El Ministerio de Sanidad dio este domingo una nueva cifra decepcionante de nuevos positivos: cerca de cuatro mil este sábado (3.977), con 729 enfermos graves en los hospitales, 179 de ellos conectados a respiradores. Los datos del día anterior fueron aún peores, con alrededor de 6.000 nuevos casos, aunque también fue muy alto el número de pruebas realizadas, cerca de 100.000.
El titular de Sanidad, Yuli Edelstein, ha señalado que va a proponer al Gabinete un "confinamiento completo" de dos semanas, por el imparable ascenso de los contagios, una medida que en principio respaldaría el primer ministro, Benjamín Netanyahu.
En estos momentos, los israelíes no pueden alejarse a más de un kilómetro de su residencia, ni visitar a otras personas en sus casas, están cerrados los comercios no esenciales y restringida la presencialidad en los trabajos que operan al 50 %. Tampoco pueden juntarse más de 10 personas en interior y 20 en exterior, aunque continúa el colegio en las zonas no consideradas "rojas" por su alta morbilidad.
Sanidad propone ahora un cierre total de las escuelas. El ministro de Educación, Yoav Galant, podría aceptarlo, pero pide una excepción para los alumnos de los grados 11 y 12, que tendrán que superar exámenes de matriculación en verano, y también pide que, de prohibirse las clases presenciales, se permita a los menores de los grados entre 5 y 12 encontrarse en zonas abiertas.
Aunque la morbilidad en el país es preocupante, la campaña de vacunación -cuyos efectos se espera empiecen a notarse en un mes y medio- está avanzando con espectacular rapidez y, según indican los medios locales, Israel se ha convertido en el primero del mundo en vacunar al 10 % de su población.
Sin embargo, ha surgido un debate interno en Sanidad, con la propuesta del vicedirector general del Ministerio, Itamar Grotto, de que no se ponga la segunda dosis a los que recibieron la primera según el calendario (a los 21 días) y, en cambio, se usen esas vacunas contra la COVID-19 para seguir aplicando la primera dosis al resto de la población.
Grotto se basa en un estudio publicado por el New England Journal of Medicine que indica que solo la primera inoculación ya ofrece una protección del 80 %, pero su propuesta supone no seguir el protocolo de Pfizer para la administración de su vacuna, que por ahora es la única que se aplica en el país, donde también llegará en el futuro la desarrollada por Moderna.
El viernes se administró en el país la vacuna número un millón, ocasión que empleo el primer ministro para hacerse una foto con el receptor. Como nota curiosa, los medios locales publican hoy que el afortunado con el que se fotografió Netanyahu, Mohamed Abd al Wahab Yabarin, de 66 años, resultó haber cometido un doble asesinato hace veinte años, crimen por el que cumplió condena.
Desde que comenzó la pandemia en el país, a finales de febrero, han dado positivo en Israel más de 435.000 personas y han muerto 3.391, una cifra baja comparada con otros países. Pero la pandemia ha provocado ya tres confinamientos nacionales, con el consiguiente daño a la economía y el empleo.
(Con información de EFE)
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