Nueva posición de Washington incomoda a sus aliados europeos.
El secretario de Estado de EE.UU., Rex Tillerson, indicó que los sirios deberán decidir sobre el futuro del presidente Bashar Al Asad. "La posición a largo plazo del presidente Asad será decidida por el pueblo", dijo en Ankara durante una rueda de prensa junto a su homólogo turco, Mevlüt Çavusoglu.
Las declaraciones del alto funcionario norteamericano representan un giro radical en la diplomacia de la primera economía global, ya que antes estaba empeñada en derrocarlo. En diciembre de 2015, el entonces mandatario Barack Obama dijo que Al Asad no era parte de la solución a la guerra en el país del Medio Oriente. "Tiene que irse para que se detenga la sangría", expresó.
División entre las potencias mundiales. Los comentarios de Tillerson no han caído bien entre los aliados occidentales. Francia y Reino Unido, dos potencias del Consejo de Consejo de Seguridad de la ONU, insisten en que el líder sirio debe dejar el poder.
"La postura del Reino Unido no ha cambiado. Él no puede ofrecer el liderazgo requerido para unir a Siria. Debe dejar el cargo como parte de la transición", manifestó el embajador británico ante la ONU, Matthew Rycroft. Mientras el representante galo ante el organismo mundial, François Delattre, sostuvo que París mantiene el mensaje desde hace años: "Al Asad no es ni puede ser el futuro de su país".
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