Laura Sánchez, quien participó como testigo en el juicio en Nueva York, confesó que su fascinación por 'El Chapo' la hizo dedicarse al negocio ilícito del tráfico de drogas.
"Yo me confundía con mis propios sentimientos, a veces lo quería y otras no, por sus diferentes actitudes trataba siempre de tenerlo contento", explicó Lucero Sánchez, exdiputada mexicana en el juicio que se le sigue al ‘Chapo’ en Nueva York.
Sánchez se echó a llorar cuando dio detalles de su relación infructuosa con Joaquín Guzmán Loera, que comenzó en el 2011 a la edad de 21 años en una fiesta y terminó a inicios de 2013.
Guzmán confió en ella para gestionar el negocio del tráfico de marihuana, ordenándola ir a la sierra de Durango (Sinaloa) a adquirir y enviarle los paquetes de droga.
Como contó ella misma, obedeció, aunque la decisión no le agradó: se dedicó a enviarle marihuana con semilla (de peor calidad) "porque quería que se molestara conmigo y me mandara venir, pero no lo conseguí".
El 16 de febrero de 2014, se volvieron a ver cuando ella ya era representante electa, porque Guzmán la echaba de menos y la mandó buscar y llevar a su residencia en la Colonia Guadalupe, un barrio de Culiacán, la capital del estado mexicano de Sinaloa.
No se podía imaginar que esa misma noche tendría que huir semidesnuda a través de un túnel construido bajo la bañera de la casa. "Estaba quedándome dormida cuando empecé a escuchar ruidos: muchos golpes, helicópteros, gritos. Escuché a Cóndor -uno de los secuaces de El Chapo-: 'Tío, tío, nos cayeron".
Sánchez, que ahora cuenta con 29 años, apareció ante el jurado vestida con el mono de presidiaria, ya que permanece retenida en prisión federal por un delito de "conspiración de cocaína" desde el 21 de junio, cuando fue detenida al intentar entrar a EE.UU. a través del estado de California.
El Chapo apenas dirigió la mirada hacia su antigua amante, muy parecida a su esposa Emma Coronel, que presenció todo el testimonio desde la bancada del público. (Con información de EFE)
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