La tormenta tocó tierra con fuerza en el estado de Guerrero.
Las zonas más afectadas por el terremoto de magnitud 8,2 en la escala de Richter que hace una semana sacudió el centro y el sur de México, dejando hasta ahora 98 muertos, enfrentan ahora la amenaza de la tormenta Max, que ayer tocó tierra con fuerza de huracán en el estado de Guerrero.
El secretario de Trabajo y Previsión Social, Alfonso Navarrete, declaró en una entrevista telefónica con la emisora Radio Fórmula que el impacto del sismo "se agudizó porque pegó en los dos estados más pobres de México, y ahí está la mayor tasa de informalidad" laboral.
Ello, de acuerdo con el ministro, "significa que la gente que vive en estos municipios afectados no tiene prestaciones, no tiene seguridad social, no tiene trabajo fijo, no tiene acceso a vivienda".
"Al destruírsele su vivienda, el tamaño del daño se tiene que medir en función de que se le acabó todo su patrimonio, se le acabó su historia de vida patrimonial", ahondó.
Expuso que muchos damnificados no han aceptado irse a albergues por temor a perder los pocos bienes que lograron salvar.
"Con la lluvia que va a venir en los próximos días en estas zonas de estos estados, Oaxaca y Chiapas, las condiciones pueden cambiar desfavorablemente", apuntó Navarrete desde Tuxtla Gutiérrez, capital del estado suroriental de Chiapas.
Al secretario de Trabajo y Previsión Social le correspondió supervisar la cuantificación de los daños en 17 municipios de Chiapas en el despliegue de miembros del Gabinete que el presidente Enrique Peña Nieto ordenó en días recientes.
A esa cuantificación, que debe terminar esta semana y que constituye la segunda fase de la respuesta gubernamental a las consecuencias del terremoto, seguirá la etapa de reconstrucción, para la cual Peña Nieto ha solicitado el concurso de la iniciativa privada, principalmente las empresas constructoras. (EFE)
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