Se trata del cetáceo más pequeño del mundo, una especie en extinción de la que no quedan más de cien ejemplares en las aguas mexicanas, de donde es endémica.
(Agencia N+1 / Daniel Meza) Las autoridades y científicos mexicanos están luchando por salvar a la vaquita marina, un mamífero focénido que está al borde de la extinción por culpa de la gran cantidad de redes fantasma, materiales de pesca perdidos en el fondo del mar que los enredan impidiendo que se muevan y hasta mantarlos de hambre. Dicho plan, además de retirar las redes, busca reproducir a los especímenes en cautiverio.
También llamada cochito, la Phocoena sinus es un tipo de cetáceo odontoceto, una de seis especies de marsopa. Son endémicos de las aguas del Alto Golfo de California y los cetáceos más pequeños del mundo. En ninguna otra parte del mundo existe este animal de hasta 150 centímetros de largo y 50 kilogramos. Lo caracterizan sus labios sobresalientes; poseen además un lomo oscuro y un vientre blanco o gris claro. Sus aletas son más grandes que las de otras marsopas. Su carácter es tímido: no saltan a la superficie del mar como los delfines —solo emergen unos segundos para tomar aire. Verlos en su hábitat es muy difícil o imposible por la escasa cantidad de ejemplares que queda. En el 2015, su población era de 97 ejemplares, y para mayo del 2016, eran solo 60. A este ritmo, se teme que estén completamente desaparecidos para el 2022.
El ministerio del ambiente mexicano dijo el jueves que la marina, grupos conservacionistas y pescadores removieron 103 redes de este tipo entre el 10 de octubre y el 7 de diciembre en la parte más norteña del golfo californiano.
La población de la Phocoena sinus no ha cesado de caer pese a los esfuerzos de limpiar el mar de las redes fantasma. Tres drones se sumaron a la campaña en julio, equipados con cámaras de altísima resolución para detectar actividades irregulares en la zona del golfo, también llamada Mar de Cortés. Sin embargo, gran cantidad de vaquitas ha muerto en redes de enmalle ilegalmente usadas para atrapar peces llamados totoaba, también naturales del golfo y en peligro de extinción. Estos peces son codiciados por sus vejigas natatorias —que son llevadas de contrabando a China y consumidas en sopa.
De las 103 redes retiradas por 21 días, 24 tenían entre 80 y 500 metros de largo y su objetivo era atrapar totabas, tiburones y otros peces. Las autoridades y organizaciones locales e internacionales hicieron esta limpieza en un área de 11.814 kilómetros.
Un grupo internacional de científicos, denominados el Comité para la Recuperación de la Vaquita (CIRVA) esperará a la primavera para capturar a estos pequeños cetáceos, con el fin de reproducirlas en cautiverio con el mayor de los cuidados. Capturarlas será muy difícil al ser estos animales elusivos y tímidos. “A la primera muestra de estrés, los dejaremos libres”, dijo Lorenzo Rojas-Brancho, director de CIRVA. Si el plan tiene éxito, sería la primera vez que la vaquita es capturada viva. Algunos conservacionistas, no obstante, han expresado su temor de que el cautiverio acabe matando a estos animales.
“No sabemos qué pasará”, dijo Rojas-Brancho. “Esperamos que esta acción sea la diferencia entre su extinción o salvación”.
La vaquita marina también es conocida como el “panda del mar”, por los anillos oscuros alrededor de sus ojos. Curiosamente el panda de tierra estuvo por buen tiempo en peligro de desaparecer completamente. Afortunadamente ya no es la situación del devorador de bambú. En setiembre, dejó de ser una especie en peligro de extinción gracias a los esfuerzos de conservación.
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