Ubicada al este de Siberia, en Rusia, esta pequeña comunidad tiene apenas 472 habitantes y una historia muy particular. Imágenes y más en la siguiente nota.
Cuando la temperatura en el invierno limeño bordea los 13° centígrados se habla de una estación considerablemente fría, sobre todo en las zonas costeras. Si cuesta soportar esta estación, imagínate estar a -50° durante meses. Esta es la temperatura a la que se han acostumbrado los habitantes de Oimiakón, un pequeño pueblo de unos 472 habitantes, según el último censo de 2010.
Ubicado al lado del río Indigirka, en la república de Sajá (Siberia, Rusia), este lugar está congelado en su totalidad durante todo el invierno, mientras que en verano, la temperatura promedio no supera los 16°C. Y esto solo por algunas semanas en el mes de julio, el más cálido del año.
Los registros más extremos han marcado picos de -71°C en 1926 y -67°C en 1933. El invierno en el lugar se extiende por 9 meses, mientras que los alimentos deben ser guardados en sótanos porque sino se condensan. Los automóviles no pueden apagarse porque inmediatamente la gasolina se congela.
Experiencia extrema. Está en medio de montañas que hacen que el aire helado se quede en el lugar y se generen temperaturas extremas. El fotógrafo Amos Chapple viajó hasta el lugar para captar la vida cotidiana. Las imágenes fueron difundidas por el portal web 20minutos.
Contó que muchas veces su cámara se trabó y congeló mientras intentaba fotografiar. "Llevaba puesto unos pantalones cuando salimos, estábamos a -47°C. Sentí cómo el frío se aferraba a mis piernas. Mi saliva se congelaba en agujas que pinchaba mis labios", comentó el periodista al portal weather.com.
Después de leer esta información, ¿te animarías a visitar esta localidad?
Comparte esta noticia