Tras meses de combates, miles de civiles resultaron heridos o se vieron desplazados, sin que se calcule el número de muertos, mientras que Faluya quedó reducida a escombros.
El pasado 26 de junio, la ciudad iraquí de Faluya, que estaba controlada por el Estado Islámico desde enero de 2014, fue liberada tras una operación militar que duró un mes. Los enfrentamientos por recuperarla hicieron que miles de pobladores abandonen sus hogares, pues los intensos tiroteos y las explosiones dejaron un barrio en ruinas.
Tomada desde 2014. Las fuerzas iraquíes llevaban más de un mes luchando para expulsar a los combatientes del Estado Islámico de la ciudad, la segunda en importancia de la provincia occidental de Al Anbar y en manos del grupo extremista desde enero de 2014.
Muertos. Desde el comienzo de la ofensiva a Faluya a finales de mayo, al menos 1.800 miembros del ISIS han muerto y unos 1.500 han sido capturados, según los datos ofrecidos por el jefe de la comisión de Seguridad y Defensa del Parlamento iraquí, Hakem al Zameli.
Destrucción. El 30% de la urbe se encuentra destruida, según las estimaciones del miembro del Consejo Local de Faluya, Sami al Dalmi. El Estado Islámico, durante su permanencia en dicha ciudad, colocó explosivos en las viviendas de los miembros de las fuerzas de seguridad iraquíes, los funcionarios estatales y jeques de clanes tribales, así como en la mayoría de los edificios gubernamentales que ha ocupado desde su irrupción en la ciudad en enero de 2014.
Desplazados. Según datos de la ONU, unas 85.000 familias, con al menos 40.000 niños, han huido desde el 23 de mayo y muchos de ellos se encuentran actualmente en campamentos de acogida en las afueras de la ciudad. Por su parte, el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) cifró en 62.000 a los desplazados, en su mayoría ancianos, mujeres y niños, que se encuentran en "situación desesperada".
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