La banda actuará el próximo sábado en Bilbao, volverá a España en junio luego de su gira internacional.
La banda australiana AC/DC descargó esta noche una tormenta de rock and roll sobre Madrid en un concierto que desató pasiones entre sus 18 mil seguidores congregados en el Palacio de los Deportes.
Fueron casi dos horas de rayos y truenos en las que el grupo de los hermanos Young combinó los grandes éxitos con temas de "Black ice", su último álbum, tomando como guión toda su iconografía: cuernos, campanas, trenes, llamas, cañones y mujeres lascivas.
El primer riff de la noche desató ya la expectación de un público entregado.
Eran las primeras notas de "Rock and roll train" y a Angus Young, vestido todavía de colegial a sus 54 años recién cumplidos, le quedaban por sacar aún un montón de riffs de su mítica Gibson SG.
El cantante, Brian Johnson -61 años- prometía al público que tendría rock and roll hasta reventar. Y vaya si lo cumplieron.
Con Angus y Brian en primera línea de fuego, y Malcolm Young (segunda guitarra), Cliff Williams (bajo) y Phil Rudd (batería) en retaguardia, AC/DC fue encadenando una descarga detrás de otra.
Al tercer tema, el celebrado "Back in black" que da título a su álbum más exitoso, los técnicos de sonido ya se habían hecho con los mandos y la banda rodaba con demoledor esplendor por un espectáculo calculado al milímetro.
Pero nadie quería sorpresas. Y Angus Young siguió el guión para desprenderse durante la interpretación de "The Jack" -todo un homenaje al blues- de su chaqueta, su camisa y su corbata, acabar enseñando al público sus calzoncillos con el anagrama de la banda, y alcanzar un inquietante parecido con el Gollum del Señor de los Anillos.
Luego Brian Johnson bajó del techo colgado de una campana que llevaba el nombre del grupo, que acometió "Hell"s bells", el tema que abre "Back in black", al que unieron otro de los momentos más memorables del álbum, "Shoot to thrill".
Son canciones con las que aún no puede competir en el favor del público el último single del grupo, "Anything goes", que dio paso a una intensa traca final con "You shook me all night long", "TNT", "Whole lotta Rosie" y "Let there be rock".
Este último tema se cerró con un interminable solo de Angus Young, que se hinchó a concluir las composiciones tocando con una sola mano para deleite de su público.
AC/DC se retiró brevemente, pero aún debía llevar a los asistentes hasta la "Autopista al infierno" y más allá. Cuando lo lograron, la tormenta cesó.
De esta forma, AC/DC amplió su leyenda entre quienes jamás habían visto al grupo en directo y se la recordó a los seguidores más veteranos.
La banda, que el próximo sábado actuará en Bilbao, volverá a España en junio, en la parte final de una gran gira que inició en Oslo en febrero y que cerrará en Glasgow el 30 de junio.
-EFE
Fueron casi dos horas de rayos y truenos en las que el grupo de los hermanos Young combinó los grandes éxitos con temas de "Black ice", su último álbum, tomando como guión toda su iconografía: cuernos, campanas, trenes, llamas, cañones y mujeres lascivas.
El primer riff de la noche desató ya la expectación de un público entregado.
Eran las primeras notas de "Rock and roll train" y a Angus Young, vestido todavía de colegial a sus 54 años recién cumplidos, le quedaban por sacar aún un montón de riffs de su mítica Gibson SG.
El cantante, Brian Johnson -61 años- prometía al público que tendría rock and roll hasta reventar. Y vaya si lo cumplieron.
Con Angus y Brian en primera línea de fuego, y Malcolm Young (segunda guitarra), Cliff Williams (bajo) y Phil Rudd (batería) en retaguardia, AC/DC fue encadenando una descarga detrás de otra.
Al tercer tema, el celebrado "Back in black" que da título a su álbum más exitoso, los técnicos de sonido ya se habían hecho con los mandos y la banda rodaba con demoledor esplendor por un espectáculo calculado al milímetro.
Pero nadie quería sorpresas. Y Angus Young siguió el guión para desprenderse durante la interpretación de "The Jack" -todo un homenaje al blues- de su chaqueta, su camisa y su corbata, acabar enseñando al público sus calzoncillos con el anagrama de la banda, y alcanzar un inquietante parecido con el Gollum del Señor de los Anillos.
Luego Brian Johnson bajó del techo colgado de una campana que llevaba el nombre del grupo, que acometió "Hell"s bells", el tema que abre "Back in black", al que unieron otro de los momentos más memorables del álbum, "Shoot to thrill".
Son canciones con las que aún no puede competir en el favor del público el último single del grupo, "Anything goes", que dio paso a una intensa traca final con "You shook me all night long", "TNT", "Whole lotta Rosie" y "Let there be rock".
Este último tema se cerró con un interminable solo de Angus Young, que se hinchó a concluir las composiciones tocando con una sola mano para deleite de su público.
AC/DC se retiró brevemente, pero aún debía llevar a los asistentes hasta la "Autopista al infierno" y más allá. Cuando lo lograron, la tormenta cesó.
De esta forma, AC/DC amplió su leyenda entre quienes jamás habían visto al grupo en directo y se la recordó a los seguidores más veteranos.
La banda, que el próximo sábado actuará en Bilbao, volverá a España en junio, en la parte final de una gran gira que inició en Oslo en febrero y que cerrará en Glasgow el 30 de junio.
-EFE
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