"El dictador Videla murió de viejo, pero preso", fueron las primeras palabras que Calamaro dirigió a su público, haciendo referencia a la muerte del dictador Jorge Videla.
Un Andrés Calamaro relajado y fresco como si tuviera menos años y más pelo se apoderó del Movistar Arena de Santiago y emocionó a las más de 10.000 personas que se dieron cita para corear las canciones del argentino, sin importarles la lluvia que anoche sorprendió a Santiago.
"El dictador Videla murió de viejo, pero preso", fueron las primeras palabras que Calamaro dirigió a su público, haciendo referencia a la muerte del dictador Jorge Videla, preso por crímenes de lesa humanidad, en Argentina. "Más que insultar al dictador, aplaudamos a los que lo metieron preso", cerró, para luego seguir tocando "A los ojos" entre los aplausos de los asistentes.
Los miles de fans estremecieron el recinto, coreando cada una de las 30 canciones, donde se lucieron clásicos como: "Flaca", "El salmón" y "Sin documentos", haciéndole notar al autodenominado "ciudadano de la República Mundial" lo largos que han sido para el público chileno los tres años de ausencia de los escenarios de este país.
Con 40 discos bajo el brazo -27 de ellos como solista-, Calamaro no tiene problema en tomarse con humor una partida fallida: "A veces es así, a veces cada uno empieza a tocar un tema diferente_", dijo tras reiniciar "Me estás atrapando otra vez". "Es para provocarlos un rato", rió antes de abandonar el escenario.
Pero el público chileno se negaba a dejar que el concierto terminara ahí. Unos silbidos abrumadores obligaron a la banda a volver y tocar otros temas en un bis, donde las últimas gargantas sanas perdieron toda esperanza de salir incólumes con "Alta Suciedad" y "Los Chicos".
Mientras, las pantallas gigantes mostraban tributos gráficos a Carlos Gardel, Astor Piazzola, Luca Prodan y Víctor Jara, entre otros grandes ya muertos.
De pronto, la canción saltó a "De música ligera", del grupo argentino Soda Stereo, en homenaje a Gustavo Cerati, músico argentino que entró en coma, hizo justo tres años el miércoles pasado.
"¡Gracias, Chile!" exclamó finalmente Calamaro, ondeando una bandera nacional después de dos horas de una actuación con la que le demostró a sus chilenos el buen uso que le dio al bandoneón con que el se inició en la música a los ocho años, luciendo, décadas después, su agilidad en el teclado durante cada canción.
EFE
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