Ellas alcanzaron el segundo lugar en la prestigiosa competencia de canto europea.
Bakú, originalmente conocida como "ciudad golpeada por el viento", ha sido azotada en la final de la 57 edición del Festival de Eurovisión por una avalancha sueca llamada Loreen que, descalza y de puntillas, ha llevado a más de 100 millones de espectadores de la oscuridad a la "Euphoria".
Los 372 puntos de la combinación del voto de la audiencia y de un jurado profesional por país la han empujado hasta la gloria, seguida de Buranovskiye Babushki, el coro folk de abuelas rusas (259 puntos), y del prestigioso músico serbio Zeljko Joksimovic (214), en contraste con el batacazo del británico Engelbert Humperdinck, penúltimo con 12 puntos.
Las abuelas con candor festivo y un horno de leña entregaron una divertida interpretación de su tema "Party for everybody".
Hay años en los que Eurovisión lo ganan las canciones, otros la personalidad de sus artistas o sus puesta en escena y, por último, noches mágicas en las que todo eso confluye, facturando actuaciones antológicas y nuevas divas con las que nutrir su historia.
Eso ha sucedido con Loreen de orígenes bereberes, que tiene familia en Pamplona y que se convirtió en la gran favorita desde su designación en una preselección televisada hace meses, seguida por la mitad de la población sueca.
Con su triunfo, une su nombre al de una larga lista de vencedores de este país compuesta por Charlotte Nilsson (1999), Carola (1991), Herreys (1984) y, cómo no, el cuarteto ABBA (1974, "Waterloo"), fundamental pilar de este extraño evento televisivo y musical.
EFE
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