El legendario cantante francés ofreció un concierto de dos horas en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona.
El cantante francés Charles Aznavour ha demostrado que continúa siendo un seductor a los 90 años durante el concierto de dos horas que esta noche ha ofrecido en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona, lleno de público que no ha parado de aplaudir todas sus canciones.
Ha demostrado que todavía tiene fuerzas y ganas para subir a un escenario y recordar que ha sido uno de los grandes de la canción francesa con piezas como "La bohéme" o "Venecia sin ti", y que es un enamorado de la vida, porque ha hecho alusiones constantes a la juventud y a las ganas de vivir.
Con el mismo aspecto de bohemio listo y seductor de siempre, sentimental y romántico a la vez, Aznavour ha interpretado 26 canciones, en castellano y en francés, y ha recordado que hace más de 50 años actuó en Barcelona, en el Emporium, un local ya desaparecido del Ensanche de Barcelona, en el que por primera vez cantó en español.
Vestido de negro, ha salido al escenario puntual acompañado de seis músicos y dos personas en los coros, una de ellas su hija Katia, y nada más empezar ha hecho parar a la orquesta porque el sonido estaba muy alto y no le gustaba.
Durante la espera ha cantado casi "a capella", con solo un piano como compañía, y en ese momento, y casi sin empezar a cantar, ya se ha metido al público en el bolsillo.
Ha explicado que cuando algo no marcha en sus conciertos le gusta explicar al público lo que pasa, y entre canción y canción ha contado que acababa de cumplir 90 años y que no quería retirase sino seguir actuando.
Ha cantado "De t"avoir aimée", "Désormais", "Ella", "Ave Maria" y "Mourir d"aimer", y entre tema y tema ha contado también que a los 90 no se ve ni se oye bien y se olvidan las canciones, y ha confesado que tenía un sistema para leer las letras que otros cantantes también llevan pero que esconden.
En las dos horas de actuación se ha quitado la chaqueta, ha paseado por el escenario, se ha sentado a ratos mientras cantaba, y hasta ha bailado con una energía impensable para un hombre de su edad, y se ha crecido como artista a medida que se desarrollaba el concierto.
Entre el público muchas parejas, ya abuelos, que seguramente se enamoraron con las canciones de Aznavour, han seguido el concierto mezclados con jóvenes, muchos franceses, que aplaudían con entusiasmo.
El cantante Raphael, acompañado de Natalia Figueroa, estaba entre el público, discreto en un palco, y ha explicado a Efe que había venido desde Ibiza para ver cantar a un buen amigo con el que también había cantado.
En el concierto ha revisado sus grandes éxitos con una voz que ya no es la de antes pero que sigue siendo inconfundible, y con mucha fuerza para una persona de su edad, y sobre el escenario ha mostrado unas tablas indiscutibles.
Al acabar la actuación más de medio centenar de personas, la mayoría mujeres, le esperaba a la salida para saludarlo y pedirle un autógrafo.
Aznavour hace más de 80 años que canta y se enfrentaba al concierto de hoy, como dijo ayer "como siempre" porque lo único que ha cambiado con el paso del tiempo es la voz "mala cuando era joven, mejorada cuando era adulto y otra vez mala siendo viejo", pero esto la gente o no lo ha notado, o no le importa.
EFE
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