El dúo mexicano renueva el bolero con sintetizadores para abrazar corazones heridos. Conversamos con Iván de la Rioja, uno de sus miembros, antes de su concierto en Lima este miércoles 10 de septiembre.
Suenan a telenovela, a melodrama latinoamericano, a películas de la época dorada del cine mexicano. Daniel, me estás matando, el dúo mexicano formado por Iván de la Rioja y Daniel Zepeda, es la esencia del boleroglam, un género que renueva las canciones románticas con sintetizadores, dándoles un toque contemporáneo y único.
Desde su inicio en 2018, han logrado conectar con su público, fusionando humor con una música que, aunque divertida y dramática, se toma muy en serio. El dúo regresará a Lima por tercera vez este miércoles 10 de septiembre, en el Centro de Convenciones Bianca de Barranco. Aprovechamos su visita para hablar con Iván de la Rioja, la mitad creativa de este proyecto que ha marcado su propio camino en la escena musical.

La estética del anuncio de su show está inspirado en el diseño gráfico de la cultura de la piratería.Fuente: Difusión
¿Por qué el nombre Daniel, me estás matando?
El nombre representa muy bien a la banda. Es tan dramático que es hasta gracioso y suena a una novela mexicana. Se le ocurrió a Daniel y la inspiración dramática vino de películas y novelas como La Usurpadora. A mí particularmente me gusta mucho el cine noir, la época de oro del cine mexicano, y se agarra mucha inspiración de esa época.
Se caracterizan por crear boleroglam, ¿cómo conectan a las nuevas generaciones con ritmos que escuchaban nuestros abuelos?
El bolero es el ADN de la música Latinoamericana. Mezclar el género con sonidos nuevos viene más por una pulsión de hacerlo sobrevivir. No hay forma que un género sobreviva si no se mezcla con los ritmos que están sonando en este momento. Entonces, nosotros queríamos hacer boleros y mezclarlos con sintetizadores, samples u otros ritmos. Era cuestión de usar los elementos que nosotros teníamos para hacer la música que hacemos.
Sus conciertos ponen muy nostálgicos al público hasta el punto que se les ve llorando…
Hasta a mí me pasa.

¿Cómo es para ustedes ver a sus seguidores reaccionar de esta forma?
Es fuerte. Se siente la dicha de darse cuenta que a un público le hace conectar de esa forma. También, hay veces que nos llegan mensajes de historias donde nos cuentan lo que les pasó en el amor y es denso recibir tanto, pero para eso estamos.
Para sanar corazones…
Para echarnos la mano entre todos. Para cobijarnos y sentirnos parte de una cosa nostálgica y asquerosa en la que todos somos parte.
¿Sufrimos mucho por amor en estos tiempos?
Siempre. Al ser humano le gusta sufrir por amor. Es un cliché. No creo que suframos más en estos tiempos.
¿Ir a un concierto es terapia?
No [responde entre risas]. No les quiero arruinar, pero ir a algún concierto no es terapia. Usted pague su terapia y solucione sus problemas porque nadie le va a preguntar qué le pasó de chiquito. Entones, vaya a terapia.
En algún momento mencionaste que les gustaría colaborar con Susana Baca, ¿sigue en pie la idea?
A mí me encantaría. Soy muy fan de Susana Baca. La conocí a través de YouTube, por unas sesiones muy famosas que tiene y dije: ‘esto está increíble’. Me voló la cabeza. Esto fue hace más de diez años, pero si se da la oportunidad y la señora quiere, por supuesto que sí.
Sobre la línea gráfica de su tema Se equivocó y la promoción de su gira, da la impresión que fuera la portada de un disco con el título Las más toneras, ¿cuál es la intención detrás?
Siento que la piratería es algo que represente mucho a la Ciudad de México y no solo a esta ciudad, sino porque es algo que pasa en todo Latinoamérica. Esa estética se volvió parte cultural del latinoamericano como el diseño gráfico de la piratería. Nosotros dijimos ‘sí somos’. Hay discos MP3 con cumbia o salsa o de música que escucha la gente en sus casas, muchas veces hasta para hacer limpieza o para estar ahí. Es música de la gente. Es la música que nos gusta a nosotros. Quisimos tomar esa estética y representarla porque nos conecta.
Se va a cumplir un año desde que sacaron su Tiny Desk en NPR Music, ¿cómo fue la experiencia y qué representó para ustedes?
Fue una experiencia fabulosa y fue muy impresionante todo el proceso. La grabación de la sesión fue un poco incómoda porque uno está acostumbrado a que las cosas se hagan con mucho más tiempo, más control, y ese formato te obliga a que suenes como tocas. Ahí vas a enseñar lo que eres. No hay nada que ocultar y eso da miedo porque uno no está acostumbrado.
Llegamos y se hizo una prueba muy rápida. Se grabó el concierto con el público que estaba ahí y listo. Eso fue todo. Justo hablé con Daniel de esto. Siento que más allá de que nos haya cambiado la vida o que haya pasado gran cosa, de alguna forma para mucha gente nos consolidó en un lugar un poquito más respetuoso. Como nosotros somos una banda que le gusta mucho el humor, a veces las personas pueden pensar que no nos tomamos la música en serio. Entonces, a partir de eso, la gente dice: ‘sí son una banda, no solo se están burlando’. Y así es: somos una banda que le gusta el humor, pero sí se hace en serio y con mucho cariño.