Llegaron a Chile en vuelos separados, se alojaron en habitaciones distantes y durante las casi dos horas que duró el concierto no se miraron ni se hablaron.
Los hermanos Gallagher se dispensan tanto afecto estos días como los esposos Berlusconi, pero Oasis soporta bien la tensión y mantiene intacta su capacidad para seducir al público, como hizo anoche en la capital chilena.
Más de 12.000 personas congregadas en el Movistar Arena disfrutaron de un impecable concierto de rock a pesar de que Líam (vocalista, 36 años) y Noel (compositor y guitarrista, 41 años) no tuvieron empacho alguno en escenificar sus desavenencias.
Llegaron un día antes en vuelos separados procedentes de Buenos Aires, donde el domingo tocaron ante 40.000 personas en el estadio del River Plate, se alojaron en habitaciones distantes y durante las casi dos horas que duró el concierto no se miraron ni se hablaron.
"Hablamos en un mal momento para el tour de Oasis", había anticipado Noel en su blog, pero la pelea entre los Gallagher (que ha estado a punto de provocar la ruptura de la banda en dos ocasiones a lo largo de sus quince años) sirvió quizás para que cada uno se empleará aún más a fondo.
No hubo efectos especiales ni aspavientos audiovisuales, pero si el brillante sonido de la guitarra de Noel Gallagher, la potencia melódica de Liam y la contundencia rítmica de Chris Sharrock, el nuevo batería de la banda de Manchester, que reemplaza a Zak Starkey.
Con puntualidad británica, Oasis abrió su tercer concierto en Chile con "Rockn Roll Star", perteneciente al disco "Definitely Maybe", el primero de los siete álbumes de estudio editados hasta la fecha por la banda, que el año pasado sacó al mercado "Dig Out Your Soul".
En la primera parte del concierto, Liam Gallagher cantó algunos temas de los trabajos más recientes de Oasis, como "Lyla" y "Shock of the Lightning", y a continuación le cedió el micrófono y el protagonismo a su hermano, quien fue recibido por el público con gritos de "!Oe, oe, Noel, Noel¡".
Cuando Noel interpretaba "Waiting for the Rapture", Liam desapareció del escenario. Esa fue la primera ocasión, pero no la única.
Lo volvió a hacer con "The Important of Being Idle" y cada vez que le tocaba el turno al hermano mayor.
Como el agua y el aceite, los Gallagher pueden compartir espacio, pero no se mezclan.
El concierto alcanzó los momentos de mayor plenitud con "To Be Where There"s Life", "Songbird", "Morning Glory" y "I"m Outta Time", pero la parte más emotiva llegó al final, cuando la banda recordó clásicos como "Wonderwall", "Don"t Look Back in Anger" y Champagne Supernova".
Oasis (que se reconoce en deuda musical con The Beatles, The Rolling Stones y The Jam) dedicó el último tema de la noche al cuarteto de Liverpool, con una magnífica versión de "I"m the Walrush".
Los Gallagher editan pocos discos, tienen fama de arrogantes y se detestan públicamente, pero mientras sigan haciendo tan buen rock, ¡a quién le importa!
-EFE-
Comparte esta noticia