El sueño de muchos fanáticos se hizo realidad. La banda inglesa entregó lo mejor de su repertorio y algunos temas de su pasado como Joy Division. Sin duda un encuentro que muchos no olvidarán.
Una mirada al ticket del concierto y se leía “Explanada Sur del Estadio Monumental. Nueve de la noche”. Eran nueve y media y la gente comenzaba a impacientarse. El tráfico en Javier Prado es intenso un viernes por la noche.
Aún se apreciaban zonas vacías en el recinto. Descartado cualquier telonero nacional o internacional, un setlist de música electrónica iba calentando el ambiente. Muchos miraban sus celulares, todo hacía pensar que los New Order saldrían a las 10 de la noche.
Entre los rostros, algunos jóvenes y muchos de treinta, cuarenta y hasta cincuenta. Los fanáticos peruanos esperaron toda una vida para verlos. A sólo 15 o 20 minutos, la hora de retraso era nada.
A las diez en punto de la noche las luces se apagaron y tras unos segundos de murmullos comenzó a sonar la emocionante “The ecstasy of gold’, compuesta por Ennio Morricone, como intro.
Las pantallas se encendieron y el grupo comenzó a salir en medio del aplauso general. Ahí estaban al fin: Bernard Sumner (voz), Gillian Gilbert (teclados), Stephen Morris (batería), Phil Cunningham (guitarra) y Tom Chapman (bajo).
La música de New Order tiene distintas texturas de sonido: capas densas y oscuras, otras melancólicas, irónicas y algunas bastante festivas. Para comenzar “Elegia”, tema sombrío que va in-crescendo y que eriza la piel de los presentes, los riffs de guitarra de Sumner cortan como cuchillo.
Algo tensos, la segunda canción de la jornada es liberadora: los primeros compases de guitarra son una explosión llamada “Crystal”, ahora la gente se mueve y baila de manera desenfrenada. La respuesta de los fanáticos es agradecida cuando Sumner saca una hoja y dice en un no tan perfecto español: “Viva el pisco, viva la comida, viva el Perú caracho”.
A manera de disculpas por la hora de retraso el vocalista de la banda hizo referencia al tráfico, igual agradeció a todos por estar aquí. Luego, un himno de los noventas: “Regret”, al unísono la gente comenzó a corear un tema que tiene una línea de bajo y guitarra verdaderamente encantador.
Aplausos y desde la tarima un “muchas gracias”. Ahora “un tema que nunca antes habían tocado en concierto” en palabras de Sumner, del último disco: "I"ll stay with you". Sólo para fanáticos.
El primer guiño a Joy Division, banda que luego de su disolución dio paso a New Order, se materializa con “Ceremony”.
Aquí Gilbert dejó el teclado para acompañar con la guitarra. Al fondo del escenario nos pudimos dar cuenta que Stephen Morris (batería) tenía el buzo de la selección peruana de futbol.
¡New Order, New Order! coreaba la gente y nuevamente Sumner decía “gracias”. Ahora iniciaba un tema bailable, rápido de batería, con una guitarra marchante y feliz, teclado melancólico; estamos hablando de “Age of consent”.
Indicar que Tom Chapman, bajista que reemplazó al fundador Peter Hook, tomó las cuatro cuerdas con soltura y aplicación, demostrando que no es precisamente el "Milli Vanilli" del bajo, tal como afirmó Hook a la revista NME.
Otra vez y por supuesto bienvenido, el segundo tema de Joy Division: “Isolation”, el post punk volvió a reinar y luego ya más electrónicos con: “Your silent face”, “Touched by the hand of God” y la increíble “Krafty”.
El primer momento estelar llega con la genial “Bizarre love triangle”, nadie podía dejar de cantarla o bailarla, el lugar era una discoteca. Las risas y los saltos se multiplicaban por el lugar. “Come on”, decía ahora Sumner y la gente estaba en éxtasis.
Un tema muy parecido a “Blue Monday” despertó aún más a la audiencia: se trataba de “586”, igual la gente lo disfrutó mucho. Un presagio más feliz con esta sección del show (la verdad inmejorable), era el momento de “True faith”, “The perfect kiss”, y ahora sí “Blue Monday”. La explanada del Monumental prácticamente se vino abajo.
No hubo respiro, para el final del repertorio New Order la canción elegida fue: “Temptation”. La respuesta: aplausos y el clásico “uhh uhh uhh uhh” en boca de todos. “Gracias por todo, son un gran público”, dijo Sumner y luego la banda se despidió.
Unos minutos y volvieron a aparecer, todos con una copa en la mano. Tres canciones de Joy Division cerraban la historia con los peruanos: “Atmosphere” y un Ian Curtis que aparece en imágenes en pantalla; “Transmission” y la genial “Love will tear us apart”.
Casi dos horas de concierto, diecinueve canciones que abarcan toda su trayectoria. Casi al final se leía un mensaje en la pantalla: “Forever Joy Division”, yo agregaría “Forever New Order”.
Escribe Galo Castillo
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