"Todo el álbum ha sido un gran reto, por el que hemos luchado mucho. Con los niños, cuadrar los horarios y ser creativa es difícil", precisó Gwen Stefani.
El grupo estadounidense No Doubt vuelve tras once años desde su último disco con "Push and Shove", un trabajo de once canciones que refleja el conflicto de compaginar el papel de padre o madre con el de una estrella del mundo de la música.
"Todo el álbum ha sido un gran reto, por el que hemos luchado mucho. Con los niños, cuadrar los horarios y ser creativa es difícil", dijo a Efe la cantante Gwen Stefani.
"Push and Shove", que ha salido a la venta esta semana, es un disco hecho a fuego lento, "sin plazos", según agregó el guitarrista Tom Dumont, y en el que No Doubt intenta combinar sus influencias del new wave de los 80 (como Depeche Mode y The Cure) y ska británico (Madness y The Specials) con un sonido "más moderno", hasta dar con un resultado que entremezcla ska-rock, dancehall y pop electrónico.
Añadió que "queríamos tomarnos tiempo para hacerlo bien, para que cada canción fuera genial y la gente no le diera a "siguiente".
"Push and Shove", del mismo productor que "Rock Steady", Spike Stent, comenzó a gestarse en noviembre de 2009, cuando la banda compuso el primer tema, "Undercover", tras lo cual emplearon todo el 2010 en escribir el resto de los temas y la mayoría del 2011 en grabarlos.
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