El compositor y productor musical Quincy Jones fue el encargado de presentar a Dylan ante unas 2.500 personas de todas las edades.
El cantautor estadounidense Bob Dylan sorprendió a sus fans en el concierto que ofreció en el Festival de Jazz de Montreux, con un repertorio en el que incorporó más canciones lentas de las que tiene por costumbre y disimuló así una voz que hoy suena demasiado rota.
Este concierto es el último que Dylan ofrece antes de iniciar una pequeña gira por España que lo llevará el próximo día 11 a Bilbao, el 13 a Benicàssim (Castellón) y el 14 a Cap Roig (Girona).
El espectáculo fue, por momentos, más pausado de lo habitual, pero en el resto de aspectos Dylan, de 71 años, apenas innovó y se ciñó a un guión que sigue casi al pie de la letra desde que inició su "Gira Interminable", que lo ha llevado por todo el mundo desde finales de la década de los ochenta.
Como siempre, prohibió las fotografías, algo que no se cumplió en absoluto ya que sus seguidores (algunos vestidos incluso como él con americanas negras, gafas de sol y sombreros blancos) quisieron inmortalizar el momento con vídeos y fotografías.
El compositor y productor musical Quincy Jones fue el encargado de presentar a Dylan ante unas 2.500 personas de todas las edades que recibieron al trovador de Minesota levantándose de sus butacas entre aplausos y vítores.
Ataviado con pantalón y camisa blancos, pajarita, americana negra y su inseparable sombrero blanco, Dylan apareció en el escenario al teclado, mientras sonaban los primeros acordes de "Leopard-Skin Pill-Box Hat" (1966), el tema con el que últimamente abre sus conciertos.
Durante las dos horas que duró el recital, Dylan alternó el teclado con la guitarra, el piano y su inseparable armónica, con la que arrancó al público los mayores aplausos y ovaciones.
Durante gran parte del espectáculo Dylan sorprendió sentándose detrás de un gran piano de cola, aunque siempre a la vista de todos los asistentes, que recostados en sus sillas seguían los acordes de cada tema con ligeros movimientos de cabeza.
Pero fue la armónica el instrumento al que Dylan recurrió en más ocasiones, pues parecía que el cantautor, consciente del declive de su voz, quería honrar a sus seguidores con el que es su otro signo de identidad.
Entre los temas que escogió para esta noche estuvieron "Simple Twist of Fate", "Highway 61 Revisited" y "Things Have Changed", entre otros que se pudieron escuchar en un show que concluyó con dos de sus grandes éxitos: "Like a Rolling Stone" y "All Along the Watchtower".
Hubo bis y fue una versión curiosa y tranquila de "Blowin" in the Wind", el tema que enloqueció a los suizos, hasta entonces sentados ordenadamente, y los llevó a correr al pie del escenario para ver ahora sí, de cerca, el final.
EFE
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