El cuartero de California contrastó la buena onda de ´Every Morning´ con los temas oscuros de su amplia discografía.
Un rejuvenecido Sugar Ray, con las ausencias del bajista y baterista originales reemplazados por los hermanos Bivona tuvieron el reto de encender a la audiencia de María Angola, que si bien no llenó el local, se contagio de la vitalidad del cantante Mark McGrath, quien a sus 44 años parece no afectado por el paso de los años.
No era una fecha fácil, en La Molina los canadienses Simple Plan también tenían a su gente, pero el bagaje de una banda con más de dos décadas formada pesó y dejó satisfecho a los asistentes. “Someday” sirvió como buen arranque para un show que no promovía un nuevo disco, sino un ensayo de recuerdo de los grandes éxitos en la carrera de la banda californiana.
Luego de “Is She Really Going Out With Him” y “Sweet Home California” y problemas con el micrófono, McGrath se hizo de una guitarra y dio paso a otro hit, “Falls Apart”, que fue bastante coreada en el centro de convenciones.
“Under the Sun”, plagada de reminiscencias noventeras, incluyó a McGrath bailando como Carlton del Príncipe del Rap. Contagiados por el cariño del público limeño, anunciaron una canción de su primer disco, que según el cantante no habían tocado en nada menos que 11 años, “Iron Mic”, dedicada a Mike Tyson.
Si “Falls Apart” fue un éxito, “Every Morning” era la canción que la gran mayoría esperaba corear, deseo que fue concedido por los californianos. El contraste fue Mean Machine, el primer single del grupo, canción que luego mutó en un cover de “Blitzrieg Bop” de los Ramones.
McGrath sorprendió con el “Karaoke Freestyle”, donde dos personas del público fueron escogidas para cantar “Jump Around” de House of Pain y “I Gotta Feeling” de los Black Eyed Peas. Como anécdota quedó la barrera del lenguaje, por la que los elegidos fueron bautizados "Lola" y "Flores".
“When It’s Over” fue anunciado como su último hit, del lejano 2001, y tuvo una gran acogida en el público. Luego el líder anticipó en un masticado español que llegaba la hora de un falso encore.
Los de Newport Beach regresaron con RPM, otro tema movido que dejó satisfechos a los que prefieren la primera etapa de la banda. La hora de despedirse llegaba y qué mejor manera de terminar que con “Fly”, coreada por la audiencia que “hizo click” con la banda, y más que nada, con su líder.
Es cierto que Sugar Ray no es una de las bandas más populares del momento y que sus canciones han sido relegadas a radios que apelan principalmente a la nostalgia, pero nadie puede negar que aún puedan dar un gran show.
McGrath dejó la promesa de volver, y esperemos que sea con nuevo material que les devuelva algo de la popularidad perdida en los últimos años. Por lo demostrado hoy, tienen aún mucho por recorrer.
Alberto Nishiyama
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