El cuarteto de Las Vegas se presentó el último jueves en el Estadio Nacional, donde presentó su último disco ´Battle Born´.
Una pareja de enamorados discute antes del concierto. “A ver, ¿qué tan fanática eres?, dime cinco canciones de The Killers”, reta él. Ella, pensativa, empieza: “‘Bones’, ‘Read my mind’, ‘Mr. Brightside’, ‘Spaceman’ y ‘Human’”. Pan comido, todas son radiables. ¿Qué tiene The Killers para ser una de las bandas favoritas de las radiofórmulas? ¿Qué hace una banda de ‘indie-rock alternativo-post punk revival’ para convertirse en un éxito pop? ¿Cómo consigue un cuarteto que se inició tocando en bares de Las Vegas, casi llenar el primer escenario deportivo del Perú? Todos parecen tener la respuesta: Brandon Flowers.
El carismático vocalista de The Killers quizá no iguale la elegancia de Morrissey, ni logre el frenetismo de Ian Curtis, ni la perfección de David Bowie. Y en eso radica su éxito: no trata de igualar a nadie. El jueves, en el concierto que ofreció en el Estadio Nacional (el segundo que ofrece en nuestro país desde el 2009), se vistió todo de negro, coronando su indumentaria con una casaca de cuero. Atacó con “Mr. Brightside” y “Spaceman” para meterse al bolsillo al público sin dar oportunidad a nadie. Todos veían cómo el mormón, de 31 años, y padre de tres hijos, emanaba energía en un escenario cargado de pomposidad.
“They missed us? Nosotros también los extrañamos, Lima”, dijo en spanglish Flowers. Los peruanos ya se habían entregado a la causa asesina coreando “The Way It Was”, “Smile Like You Mean It” y “Bling (Confession of a King)”.
El teclado en forma de rayo en medio del escenario cambiaba de color. Hipnotizaba con eficacia inmediata, mientras los de Las Vegas, algo robotizados, se valían de sus hits. ¿Es acaso The Killers una banda de rock demasiado correcta? Flowers parece un tipo ambicioso y obsesivo del control, y eso se confirma sobre la tarima. Pulcro, bien peinado, calcula sus pasos y sus saltos, los otros “killers” ejercen de estatuas, salvo el baterista Ronnie Vannucci, que parece el único en querer despeinarse.
Desde su exitoso debut, “Hot Fuss” de 2004, y el último trabajo, “Battle Born”, ha corrido mucha agua. Unos los señalan como repetitivos, otros traidores a su causa, pero The Killers defendió con garra en el Nacional su lugar en el Olimpo del rock.
El festejo de “Somebody Told Me”, la melancolía de “Here With Me” y la épica “For Reasons Unknown” lograron su cometido. “Lo que se hace en Las Vegas se queda en Las Vegas”, nos recuerda Flowers, añadiéndole hervor a su receta. “Read my mind” lució como declaración de amor, mientras que “Runaways” parecía un homenaje a U2. Todas las virtudes de The Killers aparecían y cautivaban.
El confeti los hizo desaparecer, para luego regresar y dar la última estocada cerca de la medianoche: “Jenny Was a Friend of Mine”, “When You Were Young” y “Battle Born”.
Fin de la prueba. Con un concierto así, a The Killers no hay que esperarles a que crezcan. ¿Alguien más tiene dudas?
EDUARDO ALCÁNTARA CASTRO
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