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A 231 años de la muerte de Túpac Amaru II en el Cusco: La historia

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La Plaza de Armas del Cusco aún conserva una placa colocada exactamente en el lugar donde ejecutaron a José Gabriel Condorcanqui, Micaela Bastidas y Tomasa Tito Condemayta.

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Cortesía/Angela Romero
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El 18 de mayo se recordó los 231 años de la muerte de José Gabriel Condorcanqui Noguera, Túpac Amaru II; Micaela Bastidas Puyucahua; y la cacica de Acos, Tomasa Tito Condemayta; en la Plaza de Armas del Cusco. A pesar de haberse realizado diversos homenajes, muchas personas desconocemos su historia.

La lucha libertaria de estos precursores nació cuando José Gabriel Condorcanqui, en representación de varios caciques, solicitó la abolición de la "mita" a las autoridades españolas, siendo ignorado. Fue entonces, en 1779 que ante las continuas negativas decidió sublevarse, denominándose, para iniciar esta rebelión el nombre de Túpac Amaru II, en honor al último inca Túpac Amaru I, quien luchó contra los españoles en la fortaleza de Vilcabamba, último bastión de la resistencia inca.

Túpac Amaru organiza a los pueblos de las provincias altoandinas, y el 4 de noviembre de 1780 en Tinta, luego de celebrarse el cumpleaños del Rey Carlos III de España y el cura Carlos Rodríguez Dávila, captura y manda ejecutar al corregidor de la provincia de Canas y Canchis, Antonio de Arriaga, según refiere el historiador cusqueño Víctor Angles Vargas, en su libro José Gabriel Tupac Amaru.

“Iniciada la rebelión se dio un bando a través del cual quedaba extinguida la "alcabala", la "mita" de Potosí, y queda sin vigencia la Aduana o nuevo impuesto, además de quitarle la vida al corregidor por dañina”, agrega el autor.

Se sabe que antes de la muerte de Antonio de Arriaga, Túpac Amaru firmó una orden donde exigía a los cobradores de los tributos llevar los fondos recaudados a Tungasuca, en la provincia de Canas, lugar donde hizo un reparto equitativo entre los indígenas y publicó un manifiesto que parafraseaba textos como “nuestro objetivo es cortar el mal gobierno de tanto ladrón que nos roba la miel de nuestros panales" y culminaba señalando las frases celebres: "campesino, los patronos no comerán más de nuestra pobreza".

Luego prosiguieron diversas batallas, siendo una de las más notables la de Sangará ocurrida el 17 de noviembre del mismo año donde las tropas indígenas derrotaron a los realistas. Posteriormente, Túpac Amaru replegó las huestes hacia Canas con el fin de facilitar el diálogo con los españoles; sin embargo, este hecho fue aprovechado para que los mismos se reorganizaran en el Cusco, venciendo finalmente a los rebeldes para después capturarlos y descuartizarlos como ejemplo a su atrevimiento.

Tuvieron especial participación, en la gesta libertaria dos mujeres de talla: Micaela Bastidas y Tomasa Tito Condemayta.

Según el historiador cusqueño Víctor Angles Vargas, en el libro anteriormente mencionado, haciendo suyos los comentarios de críticos contemporáneos, sostiene: “…si Micaela Bastidas hubiera estado al mando de las fuerzas que comandaba directamente su marido, luego del gran triunfo alcanzado por el Inka el 18 de noviembre en Sangarará, ella hubiera encaminado a los miles de combatientes alzados hacia el Cusco, y otro hubiera sido el curso de los acontecimientos, pues Cusco era el foco principal de la administración española en el sur peruano. (…) Micaela era la responsable del manejo logístico de las huestes tupacamaristas, atendía el pago de la tropa, el avituallamiento, aconsejaba el movimiento de las mismas, dictaba órdenes, disponiendo fuertes sanciones contra los enemigos, y a veces sancionaba a los culpables imponiendo la pena de muerte sin vacilar…”.

Respecto de la personalidad de Tomasa Tito Condemayta, el historiador Germán Zecenarro Madueño  afirmó: la “casica de Acos Tomasa T"ito Kuntimayta Hurtado de Mendoza tuvo una participación extraordinaria, nunca dudó de su objetivo supremo ni fue indiferente a la opresión de su pueblo; por la patria pospuso sus intereses familiares y personales. Rompió el vínculo matrimonial que le unía al español Faustino Delgado, y combatió contra él en tropas enemigas”, precisa.

“En la plaza mayor del Cusco, el 18 de mayo de 1781, ultimaron los españoles a José Gabriel Condorcanqui haciéndole sufrir atroces martirios. Lo acompañaron en el camino diecisiete patriotas, todos ellos fueron sacados de la cárcel con cadenas y se les arrastró por las calles hasta la plaza de armas,durante su recorrido gritaban: ¡asesinos!, ¡cobardes!. Por esta razón, Areche dispuso que se pusiera mordaza a las mujeres y a los hombres se les cortara la lengua. A Micaela y a Tomasa se les  puso palo en la Boca”, puntualiza Zecenarro.

Finalmente, la sentencia dictaba que Tupac Amaru fuera testigo de la muerte de su esposa, hijos, amigos, que le cortaran la lengua y le arrancaran los brazos y las piernas, atado de cuatro caballos, los mismos no pudieron romper sus extremidades, por eso fue descuartizado y sus restos su cuerpo colocados en las esquinas de los pueblos del ande, como castigo para los rebeldes.

Mientras tanto, la sentencia de Areche para Micaela Bastidas y Tomasa Tito textualmente establecía que no se les ahorcara, sino, que se les apretara al cuello el garrote hasta que mueran naturalmente, para que después sean colgadas, expuestas públicamente y decapitadas al final , así se testimonia en la colección Documental de la Independencia del Perú,  Rebelión de Tupac Amaru, en la edición de Introducción de Carlos Daniel Valcarcel, impreso en 1973, en el Perú.

En las últimas horas en la Plaza de Armas del Cusco se rindió un sentido homenaje a Tupac Amaru, Micaela Bastidas, Tomasa Tito, y los caidos en el inicio de la gesta libertaria el 18 de mayo de 1781. En el lugar exacto donde fueron inmolados, el rector de la Universidad Nacional de San Antonio Abad, Germán Zecenarro, encendió la denominada llama de "La Libertad" como una forma de valorar la dignidad y el coraje de varones y mujeres muertos hace 231 años, en lla antigua capital del Tawantinsuyo.

Por: Adelayda Letona García

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