Por las heridas que las cabras y cabritos registran en su cuello, se trataría de un león o puma de campo que irrumpió en el corral y clavó su colmillos en todos los animales, para luego descuartizarlos.
Veintidós cabezas de ganado caprino amanecieron muertas en el interior de un corral campestre de propiedad de la señora Teresa Sánchez Burgos, ubicado a inmediaciones del aeropuerto antiguo de Petroperú, en la ciudad de Bagua (región Amazonas).
Por la modalidad de las heridas que las cabras y cabritos registran en su cuello, se trataría de un león o puma de campo que irrumpió en el corral y clavó su colmillos en todos los animales y después asfixiarlas procedió a descuartizarlas.
A un peli buey le arrebató el corazón, hígados y mamas; a una cabra le quitó parte del abdomen y la mitad de la cabeza. Una vez que llenó su estómago, el felino huyó del lugar, dejándo rastros que deja se pierden en el camino rumbo al río Marañón donde tendría su escondite, según relatan los criadores de caprinos en la zona.
Hay una preocupación en los criadores de estos animales, porque sus niños transitan por el lugar a su centro educativo. La dueña del ganado caprino llora pues eran su único sustento.
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