La provincia de Contumazá vive la Semana Santa con especial fervor al escenificar la forma como fue desclavado Jesucristo de la cruz.
La Semana Santa está llena de una serie de representaciones de la vida, pasión, muerte y resurrección de nuestro señor Jesús; sin embargo, en la provincia cajamarquina de Contumazá, esta vivencia se convierte en especial, por la singular forma de su celebración.
En las calles de Contumazá, de un de repente se escucha un estruendoso y escalofriante sonido, los pobladores aseguran se trata de una matraca y esto significa que Cristo a muerto.
Toda la población acude a la iglesia principal para apreciar el desclavamiento del Señor del Santo Sepulcro, cuyo acto se lo celebra desde hace mucho tiempo atrás.
Néstor Alamiro Plasencia Alcántara, uno de los más de cien miembros de la Hermandad del Señor del Santo Sepulcro, nos explica en qué consiste el acto del desclavamiento, pues dice que se trata de la escenificación del retiro de los clavos a Jesucristo cuando estuvo crucificado.
Una vez que es desclavado, el Señor del Santo Sepulcro es colocado con la mayor delicadeza dentro de una urna, para ser apreciado por los contumacinos y visitantes.
Entre la multitud se abren paso los denominados esclavos, quienes vestidos de blanco, cubiertos el rostro con un capirote, se disponen a pasear la sagrada imagen por las principales calles de la ciudad.
Los esclavos, para soportar los más de 400 kilos que deben cargar por calles empinadas, se colocan en el abdomen una soga, hecha con las cerdas de caballo, para evitar alguna hernia o problemas con la columna, además esta soga permite una libre circulación de la sangre.
Los devotos se encargan de regalar a cada uno de los fieles una vela, con el propósito de iluminar el camino, durante la procesión, tradición que proviene desde hace algún tiempo atrás para lo cual los devotos con un año de anticipación.
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