El carnaval de antaño se caracterizó por el uso del antifaz, chisguetes perfumados, serpentinas de conversación, cuenta Ana María Quispe, reina del carnaval en 1939.
Dicen que recordar es volver a vivir y quien mejor que Ana María Quispe viuda de Honorio Arroyo, para dar fe de este viejo adagio. Ella recuerda con nostalgia que un 21 de febrero de 1939, a sus 18 años fue elegida como reina del carnaval de Cajamarca.
A la pregunta ¿cómo fue su elección?, Ana María esboza una sonrisa y llena de emoción cuenta que en ese entonces no había barrios y no se hacía un evento fastuoso como los de hoy día, sino que los organizadores colocaban a la venta varios boletos con la finalidad de que los amigos, vecinos, familiares y conocidos los adquieran, y de acuerdo a ello, se designaba a la reina del carnaval.
Al traer sus recuerdos de 1939 al presente, manifiesta que el carnaval de antaño era muy bonito porque las celebraciones se realizaban en medio de chisquetes perfumados, talco, serpentinas de conversación y sobre todo, coloca énfasis en esto: “con mucho respeto”. Las familias se reunían en las viviendas y allí cantaban los tradicionales versos además de saborear el delicioso sancochado.
“Ahora la juventud ha cambiado, es más expresiva y loca, porque viven los carnavales con cierto desenfreno, pero hay que darse cuenta que todo cambia con el tiempo, por ello siempre se va añorar aquellos tiempos, donde se lanzaban frases respetuosas a través de las serpentinas de conversación”, agregó Ana María.
En cuanto a las coplas también señala que eran diferentes y se caracterizaban por ser cantadas por los diferentes grupos, pero a nivel de contrapunto, como siempre guardando el respeto y la decencia, en cambio hoy se escuchan coplas referidas al sexo opuesto, pero en términos ofensivos.
De igual manera nuestra soberana se animó a cantar unas coplas con algunas palabras en quechua: “Indio pishgo de la jalca, come shacta de cebada, pensarás darme la muerte, con esa pishga pelada” (“Cuando yo te conocí, brillabas como la luna, ahora que te vuelvo a ver, eres como una shipuna”), quienes la rodean durante la entrevista se sonríen, pero ella sigue con sus coplas.
Dicen que preguntarle la edad a una dama es una falta de respeto, pero Ana María Quispe, orgullosa nos cuenta que tiene 90 años, tiempo en el que tuvo cuatro hijos, diez nietos y tres bisnietos.
Por: Luis Asencio
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