Los partidos no logran despertar el interés de los electores. Algunos se ven tentados de utilizar el miedo y para eso recurren a la xenofobia, el catastrofismo económico o la manipulación del terrorismo
La campaña electoral discurre entre el desinterés de muchos electores, el activismo sancionador de los Jurados especiales y los intentos temerarios de algunos partidos por llamar la atención. Creíamos que la postulación de Antauro Humala en UPP era el punto más extremo del uso del escándalo a falta de ideas y propuestas. Pero hemos tenido un nuevo ejemplo dado por Solidaridad. El partido que nació con una vocación centrista ha difundido un video en el que llama a defender la democracia y para eso combina imágenes de líderes terroristas con la de dirigentes de partidos de izquierda e incluso la del presidente Martín Vizcarra.
El hecho ha motivado una reacción del Tribunal de Honor del Pacto Ético Electoral, pero el Secretario General de Solidaridad, Rafael López de Aliaga, ha recordado que su partido se negó, precisamente, a firmar el Pacto. Firma o no, todas las fuerzas democráticas, por respeto a las víctimas, deberían evitar una confusión que solo puede beneficiar a los que creen que la violencia criminal es un arma en la lucha por el poder.
Una mala noticia nos llega desde la ciudad iqueña de Pisco, donde funciona un flamante aeropuerto internacional destinado a ser el aeropuerto alterno de Lima. Pero ahora sabemos que la alcaldesa de San Andrés de Pisco, Julia Maribel de la Cruz, evalúa suspenderle la licencia de funcionamiento. La alcaldesa considera que ADP no ha respetado el contrato de concesión, lo que habría llevado a la muy reducida operatividad del terminal aéreo. La alcaldesa sostiene que se previó que el aeropuerto sería utilizado cada año por 400,000 pasajeros, pero que la inoperancia de ADP priva a la región de un factor de dinamismo económico, convirtiendo al aeropuerto en un “elefante blanco”. El presidente de la Cámara de Turismo de Paracas, Eduardo Jáuregui, afirma que actualmente no hay vuelos nacionales ni internacionales que pasen por Pisco, lo que perjudica a los empresarios locales que invirtieron en restaurantes, hoteles y embarcaciones. Peor aún, otro dirigente de la Cámara de Turismo de Paracas sugiere que el aeropuerto se ha construido con una sobrevaloración de 140 millones de dólares.
Y para terminar con una noticia alentadora, vale la pena admirar los espectaculares resultados del arándano en nuestro país. Patria de la papa, de la coca, del chocolate y del caucho, es una verdadera sorpresa que una fruta de origen nórdico recientemente aclimatada en nuestro territorio esté a punto de convertirse en el primer producto de exportación agrícola, superando a la palta, de origen mesoamericano y al café, que nos llegó hacer tres siglos del Medio Oriente. El MINAGRI informa que su exportación ha registrado a lo largo del 2019 un aumento de 43%, por lo que el 2020 podría superar los 723 millones de dólares producidos por la exportación de paltas. Estados Unidos es el primer productor mundial, pero no tiene capacidad de auto-abastecerse y debe recurrir cada vez más a la importación de arándanos peruanos.
Pero también China ve crecer el apetito de su población por una fruta a la que se atribuyen múltiples virtudes nutritivas y terapéuticas. Si no suceden inesperados desastres naturales ni cedemos a nuestra tendencia a hacer terminar mal las historias de éxito, podríamos convertirnos en el principal exportador de una fruta que, vale la pena repetirlo, no existía en el Perú hace pocos años. El arándano debería ser un ejemplo de buenas confluencias: una población laboriosa, una legislación destinada a promover nuestras ventajas, irrigaciones para ampliar las hectáreas cultivadas en nuestra costa desértica, un Estado que negocia tratados comerciales, mecanismos técnicos para garantizar los estándares fitosanitarios. Todo debería funcionar de esa manera. Y para eso, desterrar para siempre los gérmenes de la discordia y la tentación del fracaso.
Las cosas como son
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