Pedido para establecer una zona de exclusión aérea sobre Libia, formulado en febrero pasado, autoriza a los Estados partícipes adoptar medidasnecesarias para protege a los civiles en riesgo.
El ministro de Relaciones Exteriores, José Antonio García Belaunde, destacó hoy que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) haya acogido el pedido formulado por el presidente Alan García y el Gobierno del Perú para establecer una zona de exclusión aérea sobre Libia.
Recordó que este pedido fue formulado a fines de febrero al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, a fin de detener las cruentas represiones sobre los opositores al régimen de Muamar Gadafi.
En ese sentido, el canciller García Belaunde saludó la resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que exige el cese inmediato del fuego en Libia, así como poner fin a los actos de violencia y abuso contra la población civil.
La resolución también autoriza a los Estados miembros de la organización de manera individual, o en el marco de organizaciones regionales, tales como la Liga Árabe, a adoptar todas las medidas necesarias para proteger a los civiles en riesgo de recibir ataques provenientes de las tropas leales a Gadafi.
Con esta decisión queda abierta la opción de utilizar la fuerza militar para evitar los ataques contra civiles, como los que vienen ocurriendo en ese país, destacó García Belaunde.
Asimismo, dijo que en la decisión del Consejo de Seguridad, que fue aprobada por 10 votos a favor y la abstención de Rusia, China, Brasil, India y Alemania, se incluyen otras medidas como la imposición de un embargo de armas.
También la cuarentena de vuelos de aeronaves hacia y desde Libia, a excepción de los vuelos humanitarios, y el congelamiento en el exterior de los activos de las autoridades libias, indicó.
La crisis política y social de Libia empezó en febrero pasado cuando miles de ciudadanos salieron a las calles a reclamar la salida de Gadafi, quien gobierna con mano de hierro ese país desde 1969.
Gadafi respondió atacando militarmente las manifestaciones, hecho que empujó a un sector de las Fuerzas Armadas a combatirlo a fin de instaurar un nuevo gobierno.
En un principio, las fuerzas rebeldes conquistaron varias ciudades y cercaron al régimen en la ciudad de Trípoli.
Sin embargo, las tropas leales a Gadafi posteriormente fueron recuperando posiciones hasta cercar a los rebeldes en Bengasi.
Voceros del gobierno de Gadafi habían declarado pocas horas antes que la caída de esta ciudad era cuestión de 48 horas como máximo.
El dictador libio había advertido también que si la comunidad internacional decidía intervenir en su país, se desataría un “baño de sangre”, donde morirían muchos civiles, además de promover oleadas de inmigración ilegal hacia los países europeos.
ANDINA
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