Caminan lentamente junto a la procesión, visten de morado, con un detente en el pecho, mucha fe en su corazón y en su memoria historias de milagros: los devotos.
Hoy no es un día cualquiera para los fieles católicos, y principalmente para los devotos. A diferencia de otros días, hoy tendrán que amanecer con el alba y despertar con el resonar de los 21 camaretazos que anuncian el día central en homenaje al Señor de los Milagros.
Las calles se visten de morado, color predominante, y las pistas cubiertas con mantos de aserrín, que con figuras diversas cargadas de fe esperan su paso. Los tendidos eléctricos sirven de cordel para las cadenetas e incluso los muros de las casas de visten por la fecha.
A las 6 de la mañana suenan las bombardas en el frontis de la iglesia Señor de los Milagros ubicada, paradójicamente, en una zona dominada por indigentes, alcohólicos e incluso delincuentes. En la avenida Buenos Aires del casco urbano de Chimbote se erige el templo desde donde sale la imagen.
Dos horas después, la celebración eucarística precede al primer recorrido de la imagen del Cristo Moreno, que a las 9:30 de la mañana inicia su recorrido por las calles del puerto. "Señor de los Milagros aquí venimos en procesión", es el estribillo que se escucha en todo momento.
La hora sigue su curso al ritmo de la procesión. Los fieles cada vez en mayor número caminan junto a la imagen, que es levantada por los miembros de la hermandad, que según el mayordomo general Javier Pérez Aguilar, superan el número de cien.
Sin dejar de caminar al paso de la procesión, Pérez Aguilar cuenta que la fe por la imagen le nació la vez que su padre sexagenario dejó de respirar por un ataque cardiaco y luego que él elevara su rezo a Dios su progenitor recuperó el aliento.
Me alejo de él luego de escucharlo con atención y tomar nota de su testimonio. Me aproximo a otros fieles con sigilo, como quien no quiere interrumpir el hálito de fe que cubre el momento.
María Velásquez Flores (65) me cuenta que cuando tenía 16 años le detectaron un problema al corazón que ponía en riesgo su vida, y luego de ser entregada al Señor de los Milagros -dice- que recuperó su salud.
"Mi fe por el Cristo Moreno se elevó aún más cuando mi hija fue desahuciada por problemas de salud y luego que la entregara al Señor de los Milagros se recuperó", cuenta. "Tal vez lo que cuente sea difícil de creer, pero es verdad", añade.
La procesión sigue su marcha. A su paso, los cristianos cantan, rezan y le piden milagros.
Junto a ellos los vendedores ofrecen turrones, velas, detentes, globos, hasta alimentos al paso. Mientras en las instituciones públicas y privadas la esperan para rendirle homenaje.
La hermandad estima que hoy la procesión culminará al promediar las dos de la mañana del miércoles.
Por: Augusto Riera
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