La música le da el toque especial a la fecha. Salsa, huayno y rancheras predominan recordando el gusto musical del difunto.



La cruz del calvario les da la bienvenida. Consigo llevan en su memoria recuerdos del ser que un día compartió con ellos momentos de felicidad e incluso vicisitudes; situaciones que van recordando mientras pasan las horas y se mantienen frente al nicho de sus deudos en la ciudad de Chimbote.
La hora transcurre y la estancia en el camposanto es matizada con comida, cerveza y chicha que se va compartiendo entre los asistentes. El llanto no está ausente; pero la risa, motivada por los buenos recuerdos, minimiza el dolor.
La música le da el toque especial a la fecha. Salsa, huayno y rancheras predominan, recordando el gusto musical del difunto. Los mariachis, cantantes vernaculares y violinistas se confunden entre los visitantes.
Los atuendos, instrumentos musicales e incluso biblias diferencia a las personas que cantan y ofrecen rezos a los difuntos, los mismos que recorren los pabellones de los cementerios.
"Viejo mi querido viejo", "Canto a mi madre" y "Amor eterno", son los temas más solicitados, nos comenta Eliana Ruiz Córdova, vocalista del grupo Los mariachis de los hermanos Flores, quienes cobran S/.20 por cinco temas musicales.
A pocos metros se escucha un rezo en latín y responso a cargo del octogenario Julio López Murillo, quien hace sonar su violín desde hace 20 años en el camposanto del puerto chimbotano.
La escena es distinta en los exteriores del cementerio Divino Maestro, donde los vendedores pugnan por vender sus productos a precios elevados por la demanda. Los comerciantes ofrecen rosas, claveles, flores, agua, funeraria, comida, entre otras cosas.
En el Día de todos los Santos, el cementerio es el lugar de mayor concurrencia en contraste con las zonas comerciales de la ciudad de Chimbote, cuyos negocios no han abierto su puerta por ser feriado.
Por: Augusto Riera
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