Los bomberos chiclayanos funcionan con el 50% de sus unidades y una autobomba moderna que genera un gasto de 300 soles mensuales en reparaciones que no está presupuestado.
La Compañía de Bomberos Salvadora Chiclayo N° 27 funciona con el 50 por ciento de sus unidades y la autobomba más moderna en el servicio genera un gasto de 300 soles mensuales en reparaciones, por lo que urge una nueva unidad de rescate ante los accidentes que se producen en dicha localidad norteña.
Los bomberos chiclayanos cuentan con tres vehículos operativos que en cualquier momento pueden colapsar en pleno servicio por falta de mantenimiento.
La moderna autobomba Telesquirt con escalera telescópica, donada por peruanos residentes en Estados Unidos, es la única respuesta disponible contra incendios en Chiclayo, aunque su descomunal tamaño le impide transitar por las calles céntricas de la ciudad.
“El sistema de transmisión pierde aceite, hay problemas con la caja de cambios y urge una revisión del sistema eléctrico a causa del desgaste en el servicio prestado antes de llegar al Perú. Eso genera un gasto mensual de 300 soles que no está presupuestado”, señaló el subteniente Fernando Sipión, quien agregó que en seis meses el vehículo necesitará un juego de llantas completo.
Otra autobomba de la Salvadora N° 27, que era la primera respuesta ante incendios y que combatió el incendio del Palacio Municipal de Chiclayo hace un par de años, sólo sirve para desfiles y para las fotos, ya que el cuerpo de la bomba no funciona.
Es decir, la denominada “segunda respuesta”, una vieja cisterna de 3 mil galones, está totalmente inoperativa.
“Nuestra Unidad Médica es la más moderna en la región y puede atender a dos pacientes, pero por falta de implementación se mantiene en nivel 2, pero con nivel 3 podrían hacerse hasta cirugías menores”, dijo, por su parte, el teniente CBP Mauricio Solimano,
El bombero contó que a veces es necesario dejar el motor encendido para que el vehículo inicie su marcha, ya que de lo contrario no arrancará hasta después de media hora, lo que podría ser fatal en una emergencia.
Aunque los bomberos chiclayanos tienen suficientes botellas de aire, escasean los arneses y las máscaras de respiración, lo que reduce los turnos al combatir incendios.
Los dos potentes generadores eléctricos de la Salvadora 27 no pueden trasladarse por falta de capacidad en sus vehículos, y los hombres de rojo tienen que servirse de la luz del alumbrado público o de las mismas llamas para trabajar.
“Tenemos equipo de protección personal, pero los overoles ya tienen cinco años de uso, cuando la norma dice que deben cambiarse al año por seguridad del bombero”, contó Sipión, quien advirtió la falta de mangueras ya que varios metros se han deteriorado con el uso.
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